—¿Cómo te llevás con el título "El actor del momento"?
—No creo que sea el actor del momento. Estoy feliz por las repercusiones y que a la gente le haya gustado mi laburo. Feliz con lo que está sucediendo. Fue intensa la filmación de El clan y también la preparación de Equus. Que lleguen estos mimos está buenísimo, porque a uno lo llena de energía para seguir adelante. Encontré mi vocación, me encanta actuar; pienso hacerlo, si Dios quiere, toda mi vida.
—Cambió mucho tu perfil este año. ¿Este proceso tuvo que ver con una búsqueda personal o había una necesidad de mostrarle algo a alguien?
—No, no había necesidad de mostrarle nada a nadie. Estaba buscando desafíos para mí mismo, seguir aprendiendo, exponerme y crecer con base en personajes difíciles; sin tratar ni de encantar ni de buscar algo. Al que le guste mi laburo buenísimo, bienvenido sea, y al que no, qué sé yo. Estoy tratando de relajarme, de ponerme desafíos y buscar personajes que me hagan crecer en lo personal y en lo profesional.
—¿Cuándo fue más fuerte la repercusión con la gente? ¿Este año, que fue tan importante actoralmente, o las giras de Teen Angels?
—Son diferentes públicos. Las giras con Teen Angels tenían una masividad enorme. Hacíamos shows para muchísima gente, pero quizás era un público determinado. Con estos dos personajes se generó algo diferente, hay gente que quizás no había visto mi laburo. Me encantó haber hecho cine, fue una experiencia increíble. Se abrió un abanico enorme a diferentes posibilidades.
—Si la película llega a los Oscar, ¿vas a viajar?
—A mí me encantaría. Trato de ni pensarlo, porque falta un montón y me voy a hacer muchísimo la cabeza. Si tengo la posibilidad de viajar, por supuesto que iré.
—Acaban de terminar "Equus", es muy interesante cómo se cuestiona la normalidad en la obra. ¿Te hizo replantear cosas de tu vida?
—Sí, de alguna manera sí. Es muy difícil sentir empatía con personajes psicológicamente tan complejos. Estoy un poco loco, quizás no tanto como Alan, pero la manera en la que muestra su pasión y la vive, con esa entrega... Quizás en eso siento un poco de empatía, a la hora de hacer lo que me gusta hacer, ya sea actuar, estar con mis amigos, con mi familia, con mi novia, o hacer algún deporte. Trato de siempre vivirlo al cien por cien. De vivir el ahora y vivir la pasión como hay que representarla, que es con entrega. Después hay muchas cosas muy psicológicas de las que habla mucho la obra. Las pasiones mal llevadas, o las pasiones apagadas, o el no ser quien uno quiere. Alan es un extremo de lo que hay que vivir en una pasión y Alejandro Puccio es la represión en sí, el no terminar de ser quien quiere ser.
—En ambos hay mucha influencia de sus padres y de cómo crecieron.
—Por el tipo de personajes que vengo haciendo la gente debe pensar que no he tenido ni las mejores de las infancias, ni las familias, pero mis papás son lo mejor que me pasó en la vida.
—De tu personaje en "La leona", ¿qué se puede saber?
—Tiene otros conflictos familiares bastante intensos. Mi padre es Miguel Ángel Solá, Esther Goris es mi madre y Juan Gil Navarro es mi hermano. Es un personaje muy sufrido, atado a un problema, un conflicto de adicciones, de drogas; pero dentro de la familia es el personaje que más luz tiene. La tiene apagada. El fiel reflejo de su vida son sus padres y las decisiones que fue tomando. La única decisión correcta que toma es basándose en decisiones erróneas y, por como ya viene, termina complicándose más.
—¿Fuera del personaje, con las drogas qué vínculo tenés?
—No he tenido conflictos ni soy consumidor. Soy bastante relajado, tranquilo.
—Hablamos en alguna oportunidad de las fans. ¿Están más tranquilas?
—Sí, mucho, pero siempre fueron tranquilas. Obviamente, también depende de la edad en la que se vayan encontrando. Fue una de las grandes sorpresas de Equus, llevarlas a un espacio tan alternativo, a ver una obra tan interesante, compleja y tan expuesta. Tienen mucho respeto y a veces entienden más de la obra que mucha gente más grande.
—Que la prensa haga tanto foco en el desnudo, ¿te enojó?
—Era algo que iba a suceder. Estoy acostumbrado a que enfaticen en cosas que quizás no tengan nada que ver con lo que yo quiero mostrar. No hubo ningún drama ni tampoco me molestó, porque el desnudo en la obra es algo que ya se sabía que estaba, es algo que venía. Me parece que con la puesta y por cómo viene la obra pasa a un segundo plano.
—A lo largo de estos años, ¿hay algo que te haya molestado del periodismo?
—No que me moleste, pero sí trato de pasar más desapercibido y estar más tranquilo. Entiendo perfectamente que hay asuntos con los que hay que aprender a convivir, pero que se hable de cosas pasadas, que inventen, o traten de vender una nota con un título que nada que ver, que me suele pasar, quizás sí.
—¿El prestigio viene acompañado económicamente o se premia más otro tipo de cosas?
—Depende del lugar puntual en donde esté parado cada uno. Siendo mi primera película, no voy a estar a la altura monetaria de muchísimos actores que hace añares que hacen cine. Eso no es algo que me impida ni que me ofusque. Son cosas que pueden ir de la mano, como no. No fue el caso de este año, pero no me molesta en lo más mínimo.
—¿Te acordás qué hiciste con tu primer sueldo importante?
—Lo ahorré. Todo lo ahorro. Creo que la primera compra grande que hice fue un auto, para poder ir a grabar y no tener que hacer que mi abuelo me pase a buscar por todos lados.
—Empezaste de muy chico. ¿Te ayudaban tus padres con la administración de eso que ibas generando?
—Sí, muchísimo. Mi madre es economista y mi papá, entre un montón de cosas, es abogado. Así que me han ayudado muchísimo con la administración. Me siguen dando una mano. De a poco voy interiorizándome mucho más en el tema, pero sí, me han ayudado, me han protegido siempre. Nunca se me ha negado nada, por supuesto, pero sí están los consejos y ojalá que estén para siempre.
—¿Estás viviendo solo o estás conviviendo?
—No. Estoy viviendo solo hace como dos años, un poco más.
—¿Y cómo te llevás con eso?
—Bien. Entrás a mi casa y vas a ver mucha película tirada por el piso, habiendo sido vista.
—¿La ropa?
—La ropa bien. Tengo mucha, así que con eso me relajo. Pero soy ordenado, trato de cuidarme y de cada tanto hacer una limpieza profunda.
—¿La ropa sigue yendo a la casa de tu mamá a lavarse?
—Si, por supuesto (risas).
—¿Con la cocina qué tal?
—Con la cocina bien, no soy el mejor chef del mundo, pero me defiendo bastante bien.
—¿Miedo a qué le tenés?
—Mucho miedo a las arañas. Si me llego a cruzar con una buena araña, es una especie de morbo y temor.
—¿Tocs tenés?
—El auto. El volumen tiene que estar en múltiplos de 5: 5, 10, 15, 20.
—¿Qué pasa si lo pongo en 13?
—Lo cambio. Me hago el boludo y por el costado lo subo.
—¿Hay planes de convivencia con tu novia?
—Por el momento no. Estamos relajados. Falta todavía.
—¿Es verdad que la llamás "Mi reina"?
—Es verdad, la llamo "Mi reina", entre un montón de cosas. La verdad es que estoy muy feliz. Estoy viviendo un momento muy lindo, acompañándonos y disfrutándonos.
—¿Te quisieron seducir hombres alguna vez?
—Que yo me haya dado cuenta no. A veces soy medio despistado para esas cosas, no me doy ni cuenta cuando mujeres me tratan de seducir.
—¿Son respetuosas las chicas con el tema de que estés de novio o no importa nada?
—Tenés de todo un poco, pero depende de uno entrar en ese juego o no. Si sabés parar en seco, se frena.
—Si nos olvidamos de que estás en pareja, ¿vale que la mujer inicie la seducción?
—Sí, ¿por qué no? Quizás es más caballeroso que un hombre lo haga, para obviarla de ese momento que siempre es muy difícil, o por lo menos a mí siempre me costó muchísimo. Pero sí, no me parece nada mal.
—¿Saliste con alguna fan alguna vez?
—No, nunca. Nunca digas "nunca". Hoy en día es imposible, pero siempre dije: "Siempre y cuando se respete..." No creo que se dé, porque yo siempre voy a apostar al amor a futuro.
—Te leo en redes sociales muy comprometido con temas sociales, con Unicef...
—Sí. Con Unicef trato de darles una mano con lo máximo que pueda.
—¿Qué cosas te conmueven?
—El amor de la gente que ayuda y la garra y las ganas que le pone a todas esas cosas.
—¿Qué te pasa cuando ves las fotos de los refugiados o, sin ir tan lejos, chicos en Argentina pidiendo en la calle? ¿Qué te genera?
—Me genera mucha tristeza. Trato, en la medida de lo posible, de dar una mano en lo que pueda. Yo sé que uno solo no puede hacer el cambio, pero si todos aportan su grano de arena... Trato de a poco ir concientizándome más y tratando de dar una mano enorme.
—Si te encuentro dentro de 5 años y salió todo genial, ¿cómo te voy a encontrar?
—Igual. Con el mismo auto, seguro (risas). Quiero creer que igual. Esa es la meta más grande que tengo: no perder mi norte. Lo primero que deseo es seguir teniendo a mi familia, a mis amigos de toda la vida, a mi novia, seguir siendo igual de emprendedor. Espero que habiendo aprendido muchísimo más, con más profesionalismo. Pero en cuanto a ser humano, que me parece lo más importante, igual; o mejor, con más amor.
—¿Te imaginás producirte en televisión?
—No lo sé. Por el momento creo que no.
—¿Papeles jugados como los que venís haciendo? ¿O querés relajar un poco?
—No. Mientras más difíciles mejor.
—Pero no renegás tampoco de la comedia.
—Jamás renegaría. La comedia me parece importantísima. Hay momentos y momentos, y también depende de qué estilo de personajes o qué te toque hacer.
—¿Te puedo encontrar conviviendo dentro de 5 años? ¿Casado? ¿Papá?
—Papá me encantaría. Casado también. Obviamente uno siempre lo sueña. No está en planes cercanos, pero qué sé yo. Quizás un poco más grande. Conviviendo puede ser dentro de cinco años...
Agradecimiento: ?Romina Sala, Peinado y Maquillaje. TW: @RSimagensocial