El grupo terrorista libanés Hezbollah fue creado en el año 1982, luego de la revolución iraní, por el servicio de inteligencia de Teherán. La estructura extremista chiita es conducida por el líder supremo persa,el ayatolá Ali Khamenei, por lo que hablar de la influencia de Irán y Hezbollah en América Latina es prácticamente lo mismo.
Desde hace años Estados Unidos denuncia vínculos con el narcotráfico, el lavado de dinero y las armas, las dos mayores fuentes de financiación de la organización terrorista libanesa en la región.
Pero la actividad de Hezbollah no sólo se reduce a mantener nexos con el contrabando, sino también ha logrado generar fluidos contactos con empresarios y políticos latinoamericanos. En gran parte, auspiciado por las relaciones que supo construir el régimen iraní.
Itamar Rabinovich, ex embajador de Israel en Estados Unidos, en diálogo con Infobae, atribuyó la presencia de terroristas libaneses y de funcionarios iraníes en América Latina a las vias facilitadas por líderes como el ya fallecido ex presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el jefe de Estado de Bolivia, Evo Morales, "quienes simpatizan son Irán".
El presidente del Instituto de Israel, en Washington y Jerusalén, explicó que, así como Israel tiene fronteras con el Líbano y Hezbollah, en América Latina hay una gran presencia extremistas chiitas en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Parguay.
"Nosotros tenemos fronteras con el Líbano y Hezbollah, y sabemos bien que ellos –por los terroristas de Hezbollah- no hacen distinción entre el contrabando de drogas y la actividad terrorista", apuntó en su visita a Buenos Aires, invitado por la Universidad de Tel Aviv.
Además de su presencia en esa zona del continente sudamericano, la organización extremista chiita también cuenta con una estrecha relación con otros grupo armados que operan en la región, como la guerrilla colombiana de las FARC, y los cárteles mexicanos Los Zetas y Sinaloa. Éste último conducido por Joaquín "El Chapo" Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo.
El papel que cumplen los terroristas libaneses no es el de producir los narcóticos. Ellos proveen sus servicios a los cárteles para transportar el producto desde América del Sur por encima del paralelo 10 norte, desde África Occidental hacia Europa, según explica Matthew Levitt en su libro "Hezbollah: Las huellas en el mundo del partido de Dios".
La preocupación por la presencia de extremistas chiitas también gira en torno al aval político que reciben gracias a los estrechos vínculos del régimen de Irán con ciertos gobiernos latinoamericanos. En ese sentido, Venezuela ya desde la época de Hugo Chávez abrió las puertas al entonces presidente iraní Mahmoud Ahmadinajed. Hoy en día, Nicolás Maduro y Hasan Rohani mantienen las cooperaciones bilaterales aunque no se muestren tanto en público como sí lo hacían los ex mandatarios.
"Irán es un país con grandes ambiciones. Ellos piensan que no son solo un país de Medio Oriente. Buscan tener un alcance global", sostuvo Rabinovich con respecto a los intereses que persigue el régimen persa en sus vínculos en América Latina.
Estados Unidos denuncia desde hace tiempo que el régimen chavista ha sido un pilar fundamental para la penetración de inmigrantes iraníes e islámicos en la región. En un informe divulgado en 2014, elthink tank Centro para una Sociedad Libre y Segura (SFS) y el Instituto de Canadá de Análisis Social y Económico (ISEA) denunciaron que el gobierno venezolano emitió pasaportes fraudulentos para los terroristas de Hezbollah para poder ingresar a Estados Unidos y Canadá. Cuba también tuvo un papel fundamental, según las organizaciones norteamericanas.
En este contexto, Rabinovich advirtió que "América Latina debería preocuparse por la presencia de terroristas de Hezbollah".
"En esta parte del mundo, contrabandear drogas y construir una infraestructura terrorista es una cuestión genuina de preocupación", concluyó el ex presidente de la Universidad de Tel Aviv.