Cuando en 1918 Amedeo Clemente Modigliani estampó su firma en el lienzo de Desnudo acostado no sospechó que esa obra suya -un desnudo más entre tantos a los que estaba acostumbrado- se convertiría casi 100 años después en el segundo cuadro de mayor valor de la historia: 170 millones de dólares, según la subasta a la que convocó la casa Christie's.
Nacido en 1884 en Livorno, Italia, Modigliani fue uno de los mayores exponentes de la Escuela de París, sitio en el cual surgieron los más destacados artistas plásticos de la era contemporánea: desde escultores hasta fotógrafos, quien quisiera destacarse o ser parte de la élite artística de la época debía radicarse en la capital francesa. Allí sobresalieron grandes maestros, como Pablo Picasso y Henri Matisse, entre otros.
En su mayoría expresionista, Modigliani representaba una corriente dentro de otra. Ésta estaba influenciada absolutamente por su vida: noctámbula y llena de excesos, reflejaba ese submundo en cada una de sus piezas. El italiano formaba parte de un grupo de artistas conocidos como "los malditos", por la oscuridad que transmitían sus obras. Para muchos, él era un "paria" en París, sólo preocupado por las mujeres y los excesos.
Pero no sería en esa etapa en la que el genial y atormentado artista encontraría las virtudes de los desnudos. Aturdido por una familia sumida en conflictos, en 1902, Modigliani se fue de Livorno y se inscribió en la Scuola Libera di Nudo, en Florencia, donde aprendería los trazos básicos para delinear a una mujer sin ropa. Y sería en Venecia, un año después, donde liberaría sus instintos más básicos que, finalmente, serían su perdición.
En 1906, decide trasladarse a París. Sería en Montmartre donde conocería a "gigantes" del arte: Picasso, Guillaume Apollinaire, Diego Rivera, Vicente Huidobro, entre otros tantos. Se inspiraría en el cubismo y en Paul Cézanne.
Pero los excesos con el alcohol y los estupefacientes eran más regulares en su vida que la pintura. Fue por eso que en 1909 debió volver a Livorno, su ciudad natal, para reconvertirse. "Renacer". Sin embargo, no soportó la aburrida vida que encontró allí y volvió a Paris, donde se sentía atrapado. Se mudó a un estudio en Montparnasse y dedicaría sus siguientes cinco años a la escultura, la que debió abandonar, porque el polvo le generaba problemas respiratorios.
Luego de intentar en vano enrolarse en el Ejército para combatir contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial -su precaria salud y desordenada vida se lo impidieron- Modigliani vuelve a volcar su arte en lienzos. Su marchante, el polaco Léopold Zborowski, lo empuja a trabajar sobre desnudos. Según él, ese estilo sería el que le interesaría a la burguesía parisina. Sin embargo, eso no ocurrió. En la primera exposición, debieron cerrar a las pocas horas por el escándalo que representaban sus obras.
Los desnudos de Modigliani presentan los cuerpos de frente, recostados, donde se resaltan las líneas onduladas. Retrata de manera magistral la belleza de las mujeres, presentándolas con cuellos alargados, rostros con una expresión entre triste y melancólica y con los ojos perdidos. Para muchos analistas del arte, esa mirada era su propio espejo. Pero también la influencia que tuvo sobre él el arte africano, el cual descubrió de la mano de su amigo Constantin Brancusi.
Fue así como aparecen varias versiones del Desnudo acostado -también llamado Desnudo rojo: Desnuda sentada en un sofá (1917), Desnudo acostado sobre el lado izquierdo (1917); Desnudo recostado (1919). Las modelos que tomó para ellos fueron sus amantes Beatrice Hastings y Jeanne Hébuterne, a quien retrató casi 30 veces. La obra de los 170 millones de dólares es pequeña en dimensiones: noventa centímetros de ancho por sesenta y dos de altura.
Su muerte fue coherente con su vida. Y fue trágica hasta incluso luego de su funeral. Luego de una noche de excesos, fue hallado delirando en su apartamento. A su lado, su esposa Jeanne Hébuterne embarazada de nueve meses, sostenía su mano. La salud de su marido estaba severamente deteriorada. El 24 de enero de 1920 moriría de meningitis. Luego de su funeral -al que asistieron los mas grandes artistas de la época- Jeanne regresa con sus padres a su departamento parisino. Con un dolor insoportable en su interior, se arrojó desde el quinto piso, quitándose la vida.
El tormento acompañaría a Modigliani incluso después de muerto.