Años atrás, cuando nadie se acordaba del protagonista de Nueve semanas y media, Mickey Rourke, inmerso en una profunda depresión, decidió acabar con su vida, pero finalmente no lo hizo gracias a uno de sus perros. "Yo estaba pasando por un momento realmente muy duro. Estaba decidido a irme", cuenta la estrella, de 63 años, en el documental Eating Happiness, donde revela lo importantes que son para él sus mascotas.
"Cuando estaba buscando en qué sitio de mi cabeza colocar el arma, apareció mi perro Beau Jack y gimió. Entonces lo miré a los ojos, él me miró y entendí que me estaba diciendo: '¿Quién cuidará de mí?'. Y me di cuenta de que no merecía la pena morir", relata el actor, que es también activista de la organización PETA.
En el discurso que dio al recibir el Globo de Oro a mejor actor por su papel en El luchador, película con la que regresó a la gran pantalla, se refirió a sus 'amigos' con unas tiernas palabras. "A veces, cuando un hombre está solo, todo lo que tiene es a su perro. Significan mucho para mí. Mis perros son todo lo que vale la pena en la vida. Ellos estaban allí cuando no había nadie más". Ahora la frase cobró sentido tras su confesión.