"Me apasiona esta gran final por el futuro de la Argentina; tengo más fe y optimismo que nunca", declaró Daniel Scioli. El tono de su voz y las caras largas que lo acompañaron al Hotel NH City no parecían demostrar tal entusiasmo.
El Frente para la Victoria inició hoy el camino hacia "una nueva elección" -así lo definió Scioli- con el compromiso de que habrá debate presidencial antes de la segunda vuelta electoral, prevista para el 22 de noviembre. "Antes de las elecciones generales le hice llegar un mensaje a Macri adelantando que si había ballotage íbamos a debatir", dijo el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Horas antes, el jefe de la Ciudad también había aceptado la chance de participar de una discusión de ideas con el representante del Gobierno. De no haber cambios imprevistos, los argentinos tendrán entonces la posibilidad de escuchar a sus postulantes preferidos en un encuentro sin antecedentes en la historia política argentina.
El candidato presidencial del kirchnerismo convocó a los votantes del resto de los postulantes que no ingresaron al ballotage e hizo hincapié en los seguidores de su "compañero" Adolfo Rodríguez Saá y de Sergio Massa, con quien dijo compartir las mismas propiedades.
"Juntos podemos integrar esta agenda del desarrollo nacional. En especial les quiero hablar a los votantes del Frente Renovador, que ha planteado una agenda con prioridades similares a las nuestras", dijo Scioli, quien aludió a las propuestas que tienen ambos espacios para modificar el Impuesto a las Ganancias, mejorar la asistencia a los jubilados y combatir al narcotráfico.
Scioli se esforzó por levantar el ánimo de sus seguidores. Recordó que su propuesta ganó las dos elecciones nacionales realizadas este año (las PASO de agosto y las generales del 25 de octubre) y se mostró confiado en repetir la tendencia en los comicios que se realizarán dentro de poco menos de un mes.
El Frente para la Victoria fue el partido más votado en las elecciones del domingo. Sin embargo, la diferencia con su principal oponente, Cambiemos, no fue tan holgada como esperaban sus militantes. El gobernador llegó al 36,86% y su rival , Mauricio Macri, terminó con 34,33 por ciento.