El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó hoy al presidente palestino, Mahmoud Abbas, de mentir sobre Israel y de incitar a la violencia contra los ciudadanos israelíes.
"El presidente Abbas tiene que acabar con esta incitación", exigió Netanyahu en una rueda de prensa ofrecida esta tarde en Jerusalén, un día después del discurso televisado del presidente palestino en el que anunció que los palestinos continuarán su lucha contra las políticas israelíes en todos sus territorios.
Según el líder israelí, Abbas no sólo ha justificado la ola de violencia que comenzó el pasado 1 de octubre y que se ha saldado con la muerte de 33 palestinos y 7 israelíes en más de una veintena de ataques, en su mayoría con cuchillo, de palestinos a israelíes, sino que parece estarla animando.
"Abbas incita al crimen, y hay que hacerle responsable. Nada justifica el terrorismo"
"Abu Mazen (Abbas) incita al crimen, hay que hacerle responsable (...) Nada justifica el terrorismo, no es justificable ni aceptable", denunció Netanyahu durante su intervención ante los medios, en la que insistió en que el presidente de la Autoridad Palestina lanza falsas acusaciones sobre las intenciones de Israel en la Explanada de las Mezquitas.
La Explanada de las Mezquitas, que aloja la Mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado para el islam y que es conocida como Monte del Templo para el judaísmo, que lo considera su primer sitio santo, es origen frecuente de tensiones entre musulmanes y judíos.
El lugar está situado en Jerusalén Este, ocupado por Israel desde 1967, y bajo la custodia de Jordania mantiene un "statu quo" por el que sólo los musulmanes pueden rezar en el recinto, situación que los palestinos temen que Israel quiera cambiar a su favor.
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"Los atacantes repiten la incitación palestina sobre la Mezquita de Al Aqsa, las mentiras (...) Esto es un intento palestino de inflamar la violencia", se defendió Netanyahu, quien aseguró que, según se ha visto en las redes sociales, muchos de los autores de los apuñalamientos habían escrito comentarios que relacionaban sus ataques con la situación del templo sagrado.
Además, el premier israelí reiteró estar comprometido con el mantenimiento del actual "statu quo" del lugar.
Netanyahu también se defendió de las acusaciones vertidas ayer por Abbas, quien criticó a Israel por intensificar sus acciones violentas y "ejecuciones sobre el terreno contra palestinos indefensos".
En particular, abordó la respuesta israelí sobre un niño de 13 años, presunto coautor de un apuñalamiento doble que fue abatido por las fuerzas israelíes pero que sin embargo, según Netanyahu y su equipo de Gobierno, estaba con vida.
Las Fuerzas Armadas israelíes "usan la fuerza legítima que hay que usar ante gente con cuchillos, navajas, etc.", dijo Netanyahu, respaldado por el vocero de la Policía israelí, Micky Rosenfeld, quien opinó que hay "ataques diferentes, diferentes escenarios" a los que los efectivos "deben adaptarse".
"En todos los ataques, la mitad de los atacantes han sido arrestados, la mitad tiroteados y algunos muertos. Cuando hay una situación de tensión hay que responder", expuso el Rosenfeld.
Antes de despedirse, Netanyahu insistió en que el presidente palestino debe dejar de justificar los ataques con la falta de soluciones políticas para los palestinos, y le invitó a sentarse a negociar, gesto "que podría ser potencialmente útil para parar la ola de incitación (...). Tanto con los líderes árabes como con el liderazgo palestino, para que esto acabe".