Antes de meterse de lleno en la carrera política, Bernie Sanders fue carpintero y documentalista en el estado de Vermont, adonde se mudó desde su natal Nueva York. Se autodenomina socialista y despotrica contra las corporaciones norteamericanas. Sería suficiente –según la visión de muchos– para que sus chances rumbo a la Casa Blanca fueran nulas.
Sin embargo, el actual senador independiente de 73 años no para de crecer en las encuestas. Su activismo en las redes sociales y su énfasis en temas considerados tabú en la sociedad estadounidense despertaron pasión entre los jóvenes, los ancianos y las minorías progresistas del Partido Demócrata.
El político que fue electo al Congreso como independiente pero que lanzó su candidatura dentro del Partido Demócrata para aumentar sus posibilidades electorales no aceptó ni un solo dólar de las grandes multinacionales. Su campaña se basó en pequeñas donaciones de sus 200.000 seguidores activos: así consiguió recaudar USD 15 millones.
Hijo de un inmigrante polaco, nació en 1941 en el seno de una familia judía. Creció en el barrio de Brooklyn, junto con otras familias de orígenes similares. Ahora tiene cuatro hijos y siete nietos.
En 1981 fue elegido alcalde de la ciudad de Burlington, en Vermont. Diez años después fue elegido para representar a Vermont en la Cámara de Representantes y, desde 2006, es senador nacional.
Hasta hace poco se creía que su misión era un imposible. Hillary Clinton asomaba como la única candidata viable. Ningún otro candidato del partido era –ni es– más conocido que ella. Pero, en forma gradual, las cosas van cambiando. El último sondeo de CBS indica que la ex primera dama tiene el 46% de intención de voto, al tiempo que Sanders aparece con el 27%. Pero en algunos estados ya parece haberla superado. New Hampshire es uno de ellos. Y en otros, como Iowa, está a sólo siete puntos de Clinton.
La ex secretaria de Estado utilizó la mayor parte de sus recursos para evitar que el vicepresidente Joe Biden se presentara a la contienda. El segundo de Barack Obama todavía no se definió, pero Hillary dio por descontado que ningún otro candidato le podría hacer fuerza. Puede que se haya equivocado.
"Sanders está abarcando un espacio ideológico a la izquierda que no estaba ocupando por nadie. Clinton forma parte de un centro más pragmático y si Joe Biden decide presentarse, pugnará por los mismos votos que ella. Sanders habla de una desigualdad que preocupa mucho a la gente y tiene una carrera coherente con ello", explicó al diario El País Geoffrey Skelley, del Centro sobre Política de la Universidad de Virginia.
Obama no definió a quién apoyará entre los demócratas para que llegue a la Casa Blanca. Pero si hay algo seguro es que no impulsará la campaña de Sanders. Sobre todo en las primarias. Eso quedó claro cuando en junio se refirió al legislador como un "socialista fumador de marihuana".
Opiniones políticas
Sanders votó contra la guerra en Irak, defendió el matrimonio gay cuando nadie lo hacía en Estados Unidos, pide un salario mínimo, quiere expandir los beneficios sociales y lucha abiertamente contra las multinacionales y Wall Street.
"Esta campaña va a mandar un mensaje a la clase multimillonaria: no pueden quedarse con todo", asegura en uno de sus emotivos videos de campaña.
El veterano senador clama además por la educación superior gratuita, pretende bajar las tasas de interés a los préstamos estudiantiles y quiere un sistema de salud universal. Se interesa en la lucha por el cambio climático y busca una reforma migratoria y judicial.
"Que tantos quieran escucharlo hablar demuestra que su mensaje está llegando a la gente de todo el país", se entusiasma el director de comunicación de su campaña, Michael Briggs.
Sanders no es un político como los demás. Al menos esa es la imagen que quiere dar. Y lo está consiguiendo. Esta noche tendrá su primera prueba en el debate que transmitirá la CNN. Él aseguró que no lo usará para atacar a Clinton. Esa sería otra forma de diferenciarse de los políticos tradicionales.