Socorristas armados con palas y picos recuperaron este sábado otros cuatro cadáveres de la zona donde un alud sepultó decenas de casas en la periferia de la capital de Guatemala.
La vocera del Ministerio Público (MP-Fiscalía), Julia Barrera, indicó a periodistas que la cifra de víctimas mortales asciende a 87 y agregó que de ellas solo han sido identificadas 27, mientras de las 32 restantes solo se han recuperado partes.
Por su parte, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) cifró en 350 los desaparecidos. Inicialmente las autoridades estimaban en 600 los desaparecidos, cifra que había disminuido a 450 en la tarde del viernes.
Voluntarios de Cruz Roja, bomberos y policías con ayuda de perros reanudaron la búsqueda de posibles sobrevivientes en la zona del alud, donde removían los cientos de toneladas de tierra que cayeron sobre unas 125 viviendas que las autoridades estiman había en el cerro en la colonia Cambray II del municipio de Santa Catarina Pinula, a unos 15 kilómetros al este de la capital.
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Julio Sánchez, vocero de los servicios de emergencias, dijo que durante la madrugada los rescatistas recuperaron los cadáveres de las otras cuatro personas. La noche del viernes, familiares y algunos socorristas siguieron la búsqueda, a pesar de que oficialmente había sido suspendida.
En la zona cero del desastre, los socorristas trabajaban incesantemente. Por momentos hacen sonar un silbato y alguien grita "¡silencio!". Todos callan alrededor de un minuto para tratar de escuchar mejor algún signo de vida.
"¡Somos la unidad de rescate. Si hay alguien acá por favor haga ruido o grite!"
"¡Somos la unidad de rescate. Si hay alguien acá por favor haga ruido o grite!", dice un socorrista, que pone su cabeza en el suelo y trata de escuchar algo. Si nada se oye, suena entonces el silbato dos veces, en señal de que deben continuar con el trabajo.
Los socorristas colocaron una bandera de Guatemala en un palo de caña clavado en la zona del desastre, donde se alcanzan a ver láminas y los blocks de las casas que estuvieron de pie ahí. En el área trabaja maquinaria pesada para remover parte de la tierra que luego es sacada de la zona por camiones, pero a 24 horas del desastre es aún poco lo que han podido retirar.
Sergio Cabañas, el coordinador de los servicios de emergencia en la zona, dijo que varias personas se han acercado para decirles que han recibido mensajes por celular de sus familiares atrapados y que aunque las autoridades no han visto ninguno de esos textos, solicitaron a las compañías telefónicas hacer un "mapeo" de los lugares donde registraron la última señal de los aparatos para realizar búsquedas ahí.
Hasta ahora, sin embargo, no han localizado a nadie en los puntos marcados por las telefónicas, dijo.
Haroldo Pérez llegó al lugar desde San Marcos, a unos 285 kilómetros al oeste de Guatemala, acompañado de cuatro familiares. Trajo palas con las que escarbaba para buscar a su hermana Mary Pérez, de 36 años. Dice que ella es secretaria y que no sabe de ella desde el deslave.
En otro punto, los ojos de Nehemías Gonzáles ya casi no tenían lágrimas. Cabizbajo, sollozaba explicando que su esposa, su bebé, una cuñada y su suegra estaban en la casa que habitaba en el lugar. Con voz baja explicó que él estaba fuera de casa, trabajando, cuando ocurrió la tragedia, alrededor de las 10 de la noche del jueves.
"Mi esposa tenía 21 años y mi bebé dos años. Yo estaba trabajando en un McDonald's cuando sucedió"
"Mi esposa tenía 21 años y mi bebé dos años. Yo estaba trabajando en un McDonald's. Usualmente salgo a las 11 de la noche, pero ese día tenía varias tareas y salí a las 4 de la mañana, estuve llamándola pero no me respondió. Nadie me avisó. Cuando llegué al lugar fue que supe todo. Nunca me imaginé esto. Lo último que me dijo cuando le hablé por teléfono en la tarde fue que me amaba. Yo también la amo", dijo González, con sus ojos clavados en el suelo.
Los cuerpos de Masiel Alexandra y Ángel Efraín fueron llevados a una iglesia evangélica local, donde los velarán para sepultarlos posteriormente.
José Chacón, sentado en una silla en una de las morgues instaladas para recibir los cuerpos, lloraba recordando a sus familiares.
"Cada fin de año veníamos a visitarlos", contó Castro. Venía del departamento de Zacapa cuando le avisaron que nueve de sus familiares murieron en el lugar.
"Mi tía, mis primos, mis sobrinos. Todos se quedaron ahí. Solo un mi primo que no estaba en la casa se salvó" relató Castro.
De los nueve familiares de Castro que quedaron soterrados, solo cuatro cuerpos han sido recuperados. González también espera que puedan hallar el cuerpo de su suegra que "aún está allá abajo", dijo.
El viernes, los socorristas rescataron con vida a Rony Ramos, de 45 años, quien era hasta ahora el único sobreviviente sacado de los escombros. Permaneció al menos 12 horas bajo los escombros. Herido e inconsciente, fue ingresado al Hospital Roosevelt con politraumatismo, pero murió al final de la noche.