"Ese (Fidel Castro) no es un líder mundial, es un dictador y un bandido. Yo estuve en Cayo Hueso, yo vi la droga. Cuando se descubre el tráfico de cocaína, en Cuba quedaron más de 10.000 kilos de droga enterrados", contó John Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como "Popeye", el sicario de Pablo Escobar que con la frialdad que reconoce haber asesinado a casi 300 personas por encargo..
Por sus crímenes, estuvo preso más de 23 años. Hoy camina por Medellín y recibe elogios y rechazos de sus habitantes. En la entrevista exclusiva que se verá este domingo por TN, Popeye no se privó de nada. Aseguró que Escobar no mató a Carlos Menem Jr. y habló del narcotráfico en Argentina que –según él- se parece cada vez más a Colombia.
Respecto a los líderes cubanos lanzó: "Raúl Castro recibía la cocaína de parte de Pablo Escobar y Fidel (Castro) estaba al tanto de todo. La droga iba a Cayo Hueso, al sur de la Florida", dijo, de entrada, este sicario nacido hace 53 años en la ciudad colombiana de Antioquía. "A mí me puede llamar bandido, no hay problema. Pero le voy a contar más. A mí, Pablo Escobar me envía al aeropuerto de México, del D.F., a encontrarme con el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Sí, así como lo escucha. A él le entregué una carta de parte de Pablo Escobar, esa carta era para Fidel y Raúl Castro. Pablo Escobar le estaba pidiendo a Fidel un submarino ruso para llevar la droga desde México a La Habana, y con ese submarino, a Miami", precisó.
Sin titubear ni nada que perder, a Popeye no lo calla nadie porque él sigue siendo un asesino. Los negociados, complicidades y amiguismos políticos con el cartel de Medellín existieron y a él no le importa revelarlo. Confesó ante las cámaras que secuestró y mató funcionarios colombianos y a toda aquella persona que Escobar le ordenara. Cuando su patrón murió, dijo que sintió una terrible angustia en el pecho por no haberlo podido ayudar, aunque admitió que no lloró porque no sabe llorar. "Era el mejor amigo del mundo y el peor enemigo del mundo. Para él, eran más importantes los sicarios que los narcos. Si hacías una mala, te llamaba y te decía que eso a él le podía costar muy caro, si habías matado a un amigo suyo, por ejemplo. El no mataba por cualquier cosa, él mataba por deslealtad", describió a Escobar a quien idolatrará toda su vida.
Popeye se define como un asesino, mala gente, a quien no le tocó una vida fácil y donde los problemas constantes son desafíos. Para él no son normales los momentos felices. "Nunca tiré al cuerpo. Tiraba de la ceja para arriba porque soy un asesino profesional. Lo sabía hacer y lo hacía por encargo, pero cuando conocí bien a Pablo Escobar, me di cuenta que no era mi patrón sino que era mi amigo", dijo. "Ya no peleábamos por la plata, sino por la causa y amábamos a Pablo Escobar. Era más importante la causa que el dinero", afirmó. "También nos divertíamos, traía prostitutas de Brasil y Argentina también. A un guerrero como él, le llegaban las mejores mujeres", detalló el sicario que confesó no sentir arrepentimiento porque –explicó- a él le mataron amigos y familia en la guerra. "En época de guerra no se escucha misa. Es guerra. Cuando uno mata se cree Dios porque toma la decisión de si muere o vive. No le temo a la muerte", concluyó.