¿Alberto Nisman se suicidó o lo mataron? La justicia aún no avaló ninguna hipótesis y la pregunta sigue sin respuesta. A ocho meses de su muerte, la familia del fiscal que estaba a cargo de investigar el caso AMIA, sumó nuevas razones que fortalecen la hipótesis de que la muerte Nisman no se trató de un suicidio.
Aunque la fiscal Viviana Fein asegura que "no hay pruebas de un homicidio" en el caso, para la querella –que representa a las hijas del fallecido fiscal– lo mataron. La hipótesis de los abogados se basa en una serie de pruebas científicas como la falta de pólvora en las manos, el movimiento del cuerpo tras su muerte y las alteraciones en el celular, entre otras.
Según el equipo de peritos contratado por la querella, hay hasta 9 razones de que Nisman no se quitó la vida:
Según la última pericia, la pistola Bersa calibre 22 que mató al fiscal deja rastros de pólvora en las manos de quien la dispara. La noche en que Nisman fue encontrado muerto en el baño de su casa se tomaron muestras pero ninguna evidencia de ese estilo fue encontrada en el cuerpo.
El recorrido que hizo la bala al ingresar en la cabeza de Nisman sugiere que no fue él quien realizó el disparo. Para haberlo hecho, debería haber tomado una postura claramente antinatural que no coincide con los patrones suicidas. Para la familia no fue él quien disparó.
La pistola que se encontró debajo de su hombro izquierdo no tenía huellas dactilares, ni del fiscal ni de quien dijo habérsela prestado –Diego Lagomarsino–. Los peritos que analizaron el arma dijeron que la gran cantidad de sangre que había en la misma impedía el registro. Para la querella, alguien la limpió o fue deliberadamente ensangrentada.
La puerta del baño en el que fue encontrado el cadáver no estaba cerrada desde adentro. Fue hallada entreabierta. Las declaraciones del médico José Raúl Carrera Mendoza, y de la enfermera que lo acompañó, Yésica López, ambos de Swiss Medical, corroboraron que el cuerpo del fiscal fue movido. Carrera Mendoza fue el primer doctor en ver a Nisman en el baño de su casa.
En la recolección de pruebas que los peritos realizaron en el departamento del piso 13 de las Torres Le Parc se encontraron cinco huellas dactilares de las cuales sólo dos corresponden a patrones genéticos de Nisman. Las otras tres aún no se sabe a quién pertenecen. Para los abogados de la querella el lugar fue limpiado.
La junta médica determinó que el cuerpo de Nisman tiene un golpe en la pantorrilla (como si hubiese sido pateado para que se arrodillase) y un hematoma en la cabeza (según la querella, podría haber sido producido por un objeto contundente que no deja marcas, como puede ser una cachiporra rellena de arena).
De acuerdo al informe ocular de los peritos, junto a Nisman en el baño habría estado otra persona. Por la trayectoria de las manchas de sangre encontradas, allí hubo alguien que actuó como barrera e impidió que la sangre se dispersara a lugares en los que debería haber llegado si el fiscal hubiera estado solo.
De acuerdo con las pericias informáticas, la computadora y el teléfono celular del fiscal fueron infiltrados. De la notebook se borraron registros de manera selectiva y hubo cambios de configuración de la fecha y la hora. También se eliminaron llamadas y mensajes de texto. Según la querella, no hay registros de que eso haya sido realizado de forma remota.
No hay una carta, nota o cualquier tipo de mensaje que Nisman haya dejado como despedida. Para la familia es incomprensible que haya decidido suicidarse sin dejar cartas a su madre o a sus hijas.
Así como para la fiscal Fein –ratificada en la causa por la Corte Suprema– no existen pruebas que demuestren que se trató de un homicidio, para la querella en los 38 cuerpos que ya suma el expediente en estos ocho meses no hay ni un indicio que permita sostener la hipótesis del suicidio o suicidio inducido. Nisman fue encontrado sin vida el 18 de enero y su muerte continúa siendo un interrogante.