Las crónicas de la época marcan que ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI tuvieron contacto con representantes de la oposición en Cuba. Y tampoco con los presos políticos. Sin embargo, sus mensajes fueron más contundentes, según consigna el diario español El País en su artículo "El papa más silencioso en Cuba".
El primero en romper el histórico hielo que separaba a Cuba del Vaticano fue
en gira por
, cuando la isla aún era conducida con mano de hierro y sin piedad por
había abierto una gran puerta hacia la reconciliación.
-principal soporte de la dictadura isleña- no existía más.
En 2012, fue el papa Benedicto XVI quien voló hacia Cuba en una de sus pocas pero significativas giras internacionales. Allí se reunió con Raúl Castro y con Fidel, quien ya había delegado su poder a su hermano.
En 2015, luego del histórico acercamiento entre los Estados Unidos y Cuba y la recomposición de las relaciones diplomáticas, el papa Francisco -uno de los constructores de ese acuerdo- pisó La Habana en lo que prometía ser una visita "revolucionaria". Sin embargo, su paso por La Habana se caracterizó más por los silencios que por los gestos.
Mientras Francisco cuestionaba a las "ideologías" en la Plaza de la Revolución en su homilía del domingo pasado y señalaba que "no se debe servir a las ideas", el régimen de los Castro mantenía su política de opresión contra los disidentes: los detenía para que no tuvieran ningún contacto con el Pontífice.
El periodista español recordó además que Wojtyla pidió públicamente "que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba". El concepto era clarísimo, como también fue clarísimo el reclamo que le hizo a Fidel Castro durante la visita del dictador al Vaticano en 1996. En aquella oportunidad, el militar caribeño le había dicho que no podía hacerlo porque tenía "una pistola en la sien". El Papa le replicó: "Tú ábrete al mundo, que yo te quito la pistola". El diálogo entre ambos trascendió tiempo después. En su visita en 2012, Benedicto XVI también fue duro en sus homilías. En una de ellas se refirió a la "irracionalidad y el fanatismo" de quienes imponen sus ideas a los demás.
Federico Lombardi, vocero del Vaticano no hizo referencia sobre el asunto. Periodistas que acompañaban la comitiva papal en su gira por Cuba y los Estados Unidos le consultaron acerca de la posición de Francisco respecto de las detenciones que se hicieron en las últimas horas en la isla. "No tengo nada más que decir sobre esto", dijo el portavoz.
Cerca del Pontífice indican que Francisco no está dispuesto a hacer algo que pudiera poner un freno en la apertura que Cuba y los Estados Unidos están mostrando al mundo. Unas palabras de más o un gesto malinterpretado podrían ser una piedra en el camino de apertura.