"Disparos de obús cayeron sobre el territorio de la embajada de Rusia en Damasco" sin causar daños, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en un comunicado. En el texto, el gobierno de Vladimir Putin sostuvo, además, que espera "no solamente palabras, sino acciones" de condena a un acto que consideró "terrorista".
"Condenamos el bombardeo criminal a la sede diplomática de Rusia. Esperamos un punto de vista claro sobre este acto terrorista de todos los miembros de la comunidad internacional, incluidos los actores regionales", agregó el comunicado.
Moscú no dudó en acusar del ataque a fuerzas rebeldes que luchan contra la dictadura del Bashar al Assad, fuerte aliado del Kremlin. "El bombardeo contra la embajada rusa se hizo desde Jobar, donde los militantes antigubernamentales tienen sus bases", denunció.
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