Mario Vargas Llosa nunca se conformó con dar lecciones sobre literatura. Ni antes ni después de haber ganado el premio Nobel en 2010. Desde que dio sus primeros pasos como escritor, opinó sobre política, que siempre fue su gran preocupación. Y constantemente buscó unirlas. "La literatura es la cosa más peligrosa que existe. En las sociedades libres no lo notamos, pero su dimensión subversiva es evidente en los regímenes autoritarios, en las dictaduras ideológicas y militares, que crearon sistemas para controlar a quienes escriben", aseguró en una entrevista con el diario La Reppublica, de Italia.
Exponente del denominado boom latinoamericano en los años 60, junto con escritores como Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, el peruano pide no coartar las libertades. "La censura mata la democracia. La libertad de expresión es el bien más precioso que tenemos", agregó el autor de libros como La ciudad y los perros (1963), Conversación en La Catedral (1969) y La guerra del fin del mundo (1981), entre tantas otras.
"Quienes migran viven en el horror, pero descubrieron que hay naciones aparentemente seguras y libres"
Uno de los casos que más lo preocupan, en medio de tanta dictadura en África y Medio Oriente, es uno latinoamericano: México. Allí, dice, "los periodistas son víctimas de las mafias y no pueden ejercer el menor derecho a la crítica". Pero lo mismo ocurre en tantos otros países, y "eso genera atentados como el de París, a Charlie Hebdo".
Vargas Llosa cerró la 19ª edición del Festivaletteratura de Mantova, en Italia. Y le hizo frente a los temas candentes de la actualidad, los que preocupan a la opinión pública mundial. Como el de los refugiados, tras la foto del cadáver de Aylan Kurdi en las costas turcas. "Tuvo que ocurrir aquello para conmovernos a todos y convencer a los países europeos de ampliar los límites de la inmigración", señala.
"La inmigración, el gran problema de nuestro tiempo, no se resuelve de este modo (conmoviéndose). La barbarie que involucra a millones de personas, entre África y Medio Oriente, tiene que ver con la dictadura y con la desigualdad social y económica", explica.
Según precisa, "quienes migran viven en el horror, pero descubrieron que hay naciones aparentemente seguras y libres. Sueñan con la serenidad, con trabajo. Más que preocuparnos de cómo rechazarlos, deberíamos crear las condiciones para no empujarlos al exilio. Si no lo hacemos, el mundo vivirá una violencia indescriptible".
"Todas las grandes novelas mienten: pero con la mentira, dicen la verdad"
Vargas Llosa alerta del riesgo de la islamofobia en tiempos de movimientos demográficos. Pero "los integristas, los fanáticos islámicos, son una minoría: debemos sólo ayudarlos a liberarse", indica.
"Como latinoamericano creía saber que era la miseria y la violencia. Hasta que viaje al Congo: un país tan rico en potencial como devastado", afirma.
En ese contexto, ve en la literatura una posible salida: "La censura es enemiga de la literatura y de la cultura. Porque todas las grandes novelas mienten: pero con la mentira, dicen la verdad".