le envió un irónico y ácido mensaje a
a raíz de las racistas declaraciones del magnate neoyorquino contra los inmigrantes mexicanos. En su programa
, Maher dejó en ridículo a
y evidenció el racismo que acarrea el discurso del precandidato.
En su ironía, Maher señaló que además de los mexicanos existe otra amenaza en las fronteras de los Estados Unidos: los australianos. El conductor -uno de los más populares de la televisión norteamericana- cita una poesía del ex pastor luterano alemán Martin Niemöller que luego sería atribuido en formato de poema al escritor Bertolt Brecht.
En 1946, un año después de terminado el nazismo y la Segunda Guerra Mundial, Niemöller se paró frente a sus fieles y comenzó su sermón: "Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar".
Maher recogió la idea e hizo su propia -y sarcástica- versión: "Primero, los australianos vinieron para conseguir los papeles en películas de policías. Pero no yo no era actor, así que no me importó. Luego vinieron por los éxitos de taquilla de las películas de acción, pero yo no era el jefe de un estudio, así que no me importó. Después vinieron por los Tony Awards, pero no soy gay, así que no dije nada".
La ironía tiene que ver con cómo una gran cantidad de actor australianos -que el conductor enumera- brillan en la industria del cine de Hollywood y nadie se escandaliza por ello. Maher lleva al límite su sarcasmo y deja en ridículo las expresiones de Trump respecto a los mexicanos y su idea de construir un muro en la frontera.
"Pero ahora me importa y aunque no se pueda construir un muro en el océano, se puede construir un arrecife y construiré el mayor arrecife del mundo jamás visto, una gran barrera de coral. Y haré que Mel Gibson pague por ella", continúa.
También le dio una lección de historia a Trump: "A mediados del siglo XIX era mi pueblo, el irlandés, el que todos odiaban. Después fue el chino, el italiano, los mexicanos, los judíos, los suecos, los japoneses, los rusos y ahora de nuevo los mexicanos. Si Donald Trump quiere hacer de nuevo realmente grande a los Estados Unidos no debería construir un muro, tendría que construir un espejo".