El Papa criticó la preponderancia de un sistema "que desplazó al hombre del centro y puso el dinero" al apuntar contra males como "la corrupción, la esclavitud, el trabajo esclavo y el descuido de la creación" que, advirtió, "es tratada a veces como el peor enemigo".
"Maltratamos la creación. No somos amigos de la creación, la tratamos a veces como el peor enemigo", señaló el Sumo Pontífice en una entrevista con el programa "Diálogos para el encuentro" de FM Milenium 106.7 que se emitirá este domingo a las 17.
En la charla con el periodista Marcelo Figueroa realizada en la residencia de Santa Marta en la última semana de agosto, el Santo Padre habló sobre su encíclica medioambiental 'Laudato SI' y apuntó contra "las deforestaciones, el mal uso del agua y los métodos de extracción de minerales con elementos como arsénico o cianuro que después terminan enfermando a los pueblos".
En ese sentido sostuvo que "tenemos una mala relación con la creación en este momento y vivimos en un sistema que por ganar dinero se ha desplazado al hombre del centro y se ha puesto al dinero".
"Cuando yo me apropio de tal manera con suficiencia y soberbia, más allá de los límites que la misma naturaleza me está dando, empiezo a crear la incultura. Para irnos 70 años atrás, Nagasaki e Hiroshima es esa cultura transformada en incultura", continuó el Papa.
En la entrevista de una hora con Figueroa, compañero de Bergoglio en el programa de TV Biblia, diálogo vigente, también reflexionó sobre la amistad, y dijo que "el sentido utilitario, a ver qué provecho puedo sacar de acercarme a esa persona y hacerme amigo, a mí eso me duele. Yo me he sentido usado por gente que se ha presentado como amiga y a quien yo quizá no había visto más que una o dos veces en la vida, y ha usado eso para su provecho. Pero es una experiencia por la que pasamos todos".
Francisco también destacó que ninguna religión "es inmune a sus propios fundamentalismos". "En toda confesión habrá un grupito de fundamentalistas, cuyo trabajo es destruir en aras de una idea, no de una realidad. Y la realidad es superior a la idea", dijo, y añadió que "los fundamentalistas alejan a Dios de la compañía de su pueblo, lo desencarnan, lo transforman en una ideología".
Francisco también se refirió a la "debilidad" del hombre que lo lleva a "fomentar la cultura de la enemistad" que va "desde la guerra hasta los chismes de los barrios o en el lugar de trabajo, donde uno degrada, calumnia o difama al otro con mucha libertad, como si fuera lo más natural, aunque no fuera verdad, con tal de tener una posición más poderosa o alguna otra cosa".