La inglesa Nikki Pegram, de 28 años, lleva todos los días al colegio a su hijo Freddie, pero no puede recordar cuál es su aula ni el nombre de su profesora. El 15 de octubre de 2014 se cayó cuando salía del hospital tras una cita médica por un problema de rodilla. Se golpeó la cabeza con una barra de metal y sufrió una pérdida extrema de memoria.
Ahora se levanta a diario pensando que es el mismo día de su cita con el médico. Sufre una amnesia anterógrada, condición que hace imposible que su cerebro cree nuevos recuerdos.
Nikki sólo puede mantener nuevas memorias durante unas 15 horas. Después, dice que se vuelven "borrosas". Sobrevive a la vida cotidiana tomando notas y leyendo su diario, que mantiene desde el accidente y que está en la mesa de noche todas las mañanas.