De la Primavera Árabe —que en 2011 derribó los gobiernos de Túnez y Egipto— al surgimiento del Estado Islámico (ISIS), de la captura y la muerte de Muammar Gadhafi a la desintegración de Yemen, de la crisis interminable en Irak a los cuatro años de guerra en Siria, Medio Oriente y el norte de África están en un estado de conflicto que difícilmente mejore. Con la consecuencia más evidente: el flujo de refugiados hacia —por el momento— Europa continuará produciendo situaciones críticas como las que se vieron esta semana.
Infobae consultó a tres expertos que coincidieron en su diagnóstico sombrío sobre la situación. "Lamentablemente, el conflicto en Medio Oriente continuará en el futuro indefinido", dijo William Mark Habeeb, profesor de la Maestría en Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, en Washington.
"Es difícil imaginar un escenario en el cual la situación se estabilice pronto", agregó Habeeb. "Somos testigos del colapso de los estados en Siria, Libia y Yemen; Irak apenas se mantiene como un estado unificado. Cuando los estados colapsan, el vacío que se crea se suele llenar con actores ajenos al sistema de estados, como ISIS. Jordania y el Líbano podrían ser los próximos estados que sufran conflicto excepto que la comunidad internacional intervenga y los ayude a abordar el tema de las poblaciones enormes de refugiados que acogen".
Para el español Joaquín Roy, titular de la cátedra Jean Monnet de la Universidad de Miami y Director de su Centro sobre la Unión Europea, el impacto de los extremismos religiosos y políticos hace que la situación sea cada vez peor, con un agregado: "Las potencias que algo podían hacer en los tiempos en que todo se resolvía con invasiones y guerras no están dispuestas a implicarse tan directamente, porque están bastante escarmentadas".
—¿A qué lo atribuye?
—A que sus propios ciudadanos no ven con buenos ojos que sus gobiernos se impliquen en solucionar lo que a lo mejor no tiene solución. Están muy escarmentados. El antecedente es Irak. Ningún gobernante de esos países —los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido— está dispuesto a respaldar algo así.
El investigador de la Universidad de Miami Maxime Larivé observó que en realidad no se puede afirmar que las naciones occidentales se mantengan alejadas de lo que sucede, sino que observan tras haber probado dos cosas sin éxito: "Aprendimos algunas lecciones. La remoción de Gadhafi del poder fue, de algún modo, un paso positivo, pero ahora Libia —que es un país de tránsito hacia Italia— es un estado tan inestable, con tantas facciones, con ISIS muy activo... Y en Siria, a pesar de que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, habló de la línea roja que representaban las armas químicas, el régimen de Bashar al Assad las utilizó y no se usó la fuerza contra él.
—¿Dos escenarios opuestos?
—En uno hubo intervención, y no funcionó bien; en el otros no hubo intervención, y tampoco funcionó bien. Por eso no diría que las potencias occidentales no hagan nada: diría que están extremadamente atentas pero comprenden que las cosas tienen que pasar por las potencias de la región. Turquía, Irak, Egipto, Arabia Saudita y eventualmente Irán: esos actores son esenciales para la estabilización de la región.
—Ahora que el presidente Obama tiene los votos para que el Congreso apruebe el acuerdo nuclear con Irán, ¿cómo ve el papel de Teherán?
—Irán ha sido siempre influyente en la región —siguió Larivé—. Históricamente vimos que fue un error de algún modo sacar el régimen iraquí porque Irán e Irak siempre se equilibraban mutuamente. Irán, obviamente, por su estructura política, es muy impredecible, pero es un jugador central. La eliminación de las sanciones económicas a Irán le permitirán aumentar ingresos de 60 mil millones a 160 mil millones, y este dinero se podría encaminar a financiar algunas de las organizaciones como Hezbollah o Hamas. Esa es la preocupación.
Expulsión de Medio Oriente, atracción hacia Europa
El profesor Roy —autor y editor, entre otros libros, de Las relaciones exteriores de la Unión Europea— señaló que en el Mediterráneo se da un efecto de expulsión y atracción: "Mientras algunos países más que otros tienen ideologías extremas que capturan a sus desesperados con mensajes extremos, lo cual produce un efecto de expulsión, también hay un efecto de atracción. Dicen que la Unión Europea (UE) se está muriendo, ¡pues se está muriendo de éxito! El desarrollo, la relativa paz, comparativamente son un éxito. Ahí se da un efecto malsano del capitalismo de empresa: hay mafias que le cobran mucho a las familias para meterlas en barcos hacia las playas de Italia".
Roy consideró que la crisis de los refugiados, en realidad, se suma a una historia de crisis de la UE desde su fundación: "Va a continuar hasta que llegue un momento en que los centros de poder reaccionen, las instituciones se pongan de acuerdo, y la situación se arregle mínimamente. Muchos analistas y muchos políticos de Europa lo repiten: lo que se necesita es más integración, no menos sino más UE. Una política común que no deje aislados a algunos países".
El doctor Habeeb, también autor de The Middle East in Turmoil: Conflict, Revolution, and Change, estimó que el flujo de migrantes continuará más allá de lo que pueda ordenar Europa: "En tanto existan sociedades en un estado de caos, habrá refugiados. Es importante señalar que estos refugiados —en particular los que escapan de Siria— están en busca no sólo de una vida mejor, sino de la posibilidad misma de vivir. De la supervivencia de sus familias".
También Larivé, aunque sin arriesgar un pronóstico —"Hace cinco años nadie hubiera pensado que ISIS era posible, o que la crisis en Siria sería tan grave, o que Egipto volvería a un sistema similar al de Hosni Mubarak"—, valoró que Medio Oriente y muchas naciones del norte de África están "en un momento de alta inestabilidad" y que para Europa Occidental "es extremadamente difícil ser proactiva, lidiar con tantos asuntos".
La tragedia repetida
Las cifras de Siria explican por qué es una enorme crisis humanitaria: 240 mil muertos, 4 millones de emigrados, 2.400 ahogados en el Mediterráneo, 7,6 millones desplazados. En vistas de esos números, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) criticó el "fracaso global" en la protección de los refugiados.
Para Habeeb, quien lleva un cuarto de siglo como consultor de política y estrategia internacionales, es urgente que la comunidad internacional canalice más ayuda hacia el Líbano, Jordania y Siria. "Estos países tienen la mayor cantidad de refugiados, y para Jordania y el Líbano, en particular, es un peso enorme sobre sus economías", explicó. "En segundo lugar, Europa necesita desarrollar una política coherente hacia las personas que buscan asilo. Hasta ahora, sólo Angela Merkel y Alemania han estado a la altura del desafío".
"En tanto estos estados permanezcan en situación de conflicto, continuarán produciendo refugiados"
Y otras naciones, además de los miembros de la UE, también tendrían que involucrarse, agregó: "Los Estados Unidos deben dejar de sentarse a un costado y mirar cómo los europeos luchan con el problema de los refugiados: hasta ahora han aceptado sólo a 1.500 refugiados sirios", agregó el autor del ensayo "Syrians and Lebanese in the American South".
"También los estados de América del Sur —que tienen una historia extensa de aceptación de inmigrantes del mundo árabe— podrían abrir sus puertas", siguió Habeeb. Por último, detalló, "se deben intensificar los esfuerzos para encontrar soluciones políticas a las guerras en Siria, Libia y Yemen". La razón es simple: "En tanto estos estados permanezcan en situación de conflicto, continuarán produciendo refugiados".
"Irán, por su estructura política, es muy impredecible, pero es un jugador central"
En opinión de Larivé (también autor de Debating European Security and Defense Policy) el escenario no sólo es complicado: también es reiterado. "En junio los medios hablaban mucho de la gente que llegaba a la UE desde Eritrea, Sudán, Somalía, Libia...", recordó. "Entonces la Comisión Europea encabezada por el presidente Jean-Claude Juncker llamaba al establecimiento de un cupo entre miembros estados, lo cual resultó controversial; ahora parece que Alemania, Francia y el Reino Unido se podrían poner de acuerdo —aunque cada uno por razones diferentes— al respecto."
Aunque ahora la atención se ha movido al este del Mediterráneo —los emigrados sirios llegan por Turquía y Grecia—, la ruta migratoria del centro del Mediterráneo sigue siendo "una de las más mortales del mundo", advirtió el columnista de Politipond.
Los nacionalistas contra los refugiados
Una vez allí, el escenario no es sencillo. Larivé lo sintetizó: "La guerra en Ucrania y la crisis en Grecia crearon —como suele pasar en la UE— un sentido de unidad, aun si las acciones divergieron; pero la crisis migratoria y la situación de Siria realmente no muestran unidad".
En los últimos días los exiliados debieron caminar desde Hungría hasta Austria en busca de refugio. "Viktor Orbán pertenece a un partido de derecha, y siempre ha tenido una posición contra los inmigrantes y contra la UE", opinó el investigador de la Universidad de Miami, sin sorpresa por la reacción del gobierno húngaro.
"Ahora se trata de ver qué están dispuestos a hacer los demás gobiernos. Porque hasta ahora Bulgaria ha sido también muy crítica, Rumania otro tanto; en Suecia y en Dinamarca vemos un ascenso del partido de derecha... Hasta ahora la única entre los líderes europeos que habló realmente con fuerza contra los partidos de derecha ha sido la canciller Angela Merkel", coincidió con Habeeb.
—Para los refugiados, el mensaje de los partidos nacionalistas resuena mal en una situación de crisis económica.
Larivé: —Es una mala combinación. Apena ver que a lo ancho de Europa esos partidos nacionalistas le quitan la humanidad a los inmigrantes. Algo que ha aparecido también en la prensa y en el discurso de los líderes políticos: hace poco el primer ministro británico, David Cameron, habló de un enjambre de gente que cruzaba el Mediterráneo... Ayer, luego de ver la foto del niño sirio ahogado en las costas de Turquía, dijo que como padre estaba muy conmovido. Pero los partidos de extrema derecha, como el Frente Nacional en Francia, equiparan la inmigración al terrorismo y hacen asociaciones entre los inmigrantes sirios y el ataque al tren, por ejemplo, que carecen de fundamento.
Habeeb: —La crisis de los refugiados sucede en un momento cuando muchas naciones europeas experimentan un alza de los partidos de derecha y nacionalistas, y una creciente Islamofobia. Esto también se ve en los Estados Unidos, donde el candidato líder para la presidencia dentro del Partido Republicano, Donald Trump, ha basado su campaña entera en la promesa de construir un muro a lo largo de la frontera con México y deportar a todos los aproximadamente 11 millones de inmigrantes que ingresaron a los Estados Unidos sin papeles. Irónicamente, muchos países europeos enfrentan una crisis demográfica porque sus poblaciones se reducen y envejecen: se podrían beneficiar de una corriente de inmigrantes, la mayor parte de los cuales son más jóvenes que el europeo promedio. Hay que alabar a Alemania por haberse comprometido a aceptar a 800.000 asilados (representa el 1% de la población alemana).
Joy: —Los refugiados saben que hay países donde tienen más posibilidades que en otros. Muchos van al Reino Unido o a Alemania porque tienen familiares, o relaciones históricas. En otros países ya hay problemas suficientes, como el caso de España, que tiene un 24% de desempleo. El gobierno ha declarado que no se puede aceptar a más gente que no tiene nada. Claro que por la presión interior —otra de las características de Europa— algunas ciudades y algunas comunidades autónomas dicen que si el gobierno nacional no lo puede hacer, ellas lo asumen. Pero son números muy contados.