Es uno de los edificios emblemáticos de Buenos Aires y por cuarenta años -hasta la construcción de la Torre Le Parc en 1994- fue el más alto de la Ciudad. Sin embargo, aquella opulencia comenzó a resquebrajarse y se encuentra hoy en un estado inimaginable.
En el rascacielos, la calefacción es eléctrica por cuestiones de seguridad: el gas no se puede utilizar porque la instalación no se encuentra homologada. El problema es que esto repercute en el sistema lumínico. "Al utilizar la energía eléctrica para eso, salta seguido la llave térmica general y tiene que venir la gente de Edesur para restablecer el servicio", le contó a Infobae uno de los residentes.
La torre de 40 pisos suele pasar varios días sin que funcione ninguno de sus seis ascensores. No hay una pizca de exageración: muchas de las 200 familias que viven en el lugar deben soportar usualmente un verdadero vía crucis para subir hasta su lugar de residencia; sobre todo las que viven en los departamentos situados en las zonas más altas, con el agravante de que entre ellas hay discapacitados.
Actualmente anda solamente un ascensor, pero sube sólo hasta el piso 21; cuando llega la hora pico -el momento en que los chicos vuelven de la escuela-, se forman largas colas en el hall de planta baja. "La mayor parte del tiempo vamos por las escaleras", confirmó un habitante del lugar al diario Clarín.
Del lado izquierdo hay dos elevadores, pero uno salió de servicio hace cuatro años y el otro hace dos. Además, el montacargas se rompió hace cuatro meses. Las dificultades son extremas y un ejemplo concreto se vivió el pasado fin de semana largo, cuando se les informó a los residentes que no habría ni ascensor ni montacargas ningún día. El anuncio se cumplió al pie de la letra.
Los efectos colaterales de los problemas de mantenimiento mencionados son numerosos y diversos; por ejemplo, hay gente que debería haberse mudado hace un año, pero no puede hacerlo porque se vuelve imposible subir y bajar los muebles.
El agua caliente también es un problema: hay horarios muy restringidos para bañarse debido al mal funcionamiento de la caldera, que debe ser reemplazada de forma urgente; de no hacerlo, se corre el riesgo de que se produzca un incendio y una explosión.
El Edificio Alas es propiedad de la Fuerza Aérea y depende del área de vivienda de la Dirección General de Personal y Bienestar que está a cargo del brigadier Oscar Chiaradia.
Cuenta con 206 departamentos que aloja a oficiales y sus familias. Hay ocho departamentos por piso hasta el 20, cuatro del 21 al 22, y del 23 al 37, dos departamentos por piso. En la terraza hay antenas de radio y televisión; entre los pisos 38 y 40 operan equipos técnicos de Telefé, El Trece, y de las radios Rock and Pop, Vorterix y Cadena 3.
Voceros de la Fuerza Aérea reconocieron los déficits del inmueble, pero prometieron -en declaraciones a Clarín- que habrá reparaciones en poco tiempo. Aseguraron que para fin de año harán dos nuevos ascensores y repararán un tercero. Mientras tanto, sus habitantes siguen penando por las escaleras.