Los sindicatos y movimientos sociales de Brasil se movilizaban hoy en defensa del gobierno de la presidente Dilma Rousseff, con la expectativa de que el número de manifestantes aumente con las marchas previstas en San Pablo y Río de Janeiro.
Las concentraciones, que tuvieron lugar en 25 de los 27 estados brasileños, buscan respaldar al Gobierno después de las multitudinarias manifestaciones que el domingo sacaron a la calle a unas 900.000 personas en más de 200 ciudades para pedir, entre otros puntos, la destitución de Rousseff.
La mayor concentración tuvo lugar en San Pablo, donde unas 60.000 personas, según los organizadores, se reunieron al final de la tarde en el Largo da Batata, una plaza pública en el céntrico barrio de Pinheiros, y de allí marcharon hasta la Avenida Paulista, considerada como el corazón financiero del país.
Vestidos de rojo, color insigne del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y de la Central Única de los Trabajadores (CUT), la mayor unión sindical del país y vinculada históricamente a la formación política, los manifestantes entonaron cánticos a favor de Rousseff y en contra de la oposición.
La plaza de Cinelandia, en el centro de Río de Janeiro, fue el epicentro de la otra gran manifestación del día, con unas 20.000 personas, de acuerdo con la CUT, que pusieron fin a la protesta con un acto cultural frente a la Cámara Municipal (Concejo) en el que participaron artistas y grupos folclóricos.
En Brasilia, capital del país, el sector de locales de diversiones conocido como Conic fue otro importante lugar de concentración para una protesta en la que destacó el pedido por parte de un grupo de manifestantes para que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva sea el candidato del PT en las elecciones presidenciales de 2018.
A pesar del respaldo a la presidente, los organizadores de las marchas aclararon que las manifestaciones de este jueves también expresan el rechazo de los sindicatos y movimientos sociales al severo plan de ajuste fiscal lanzado por el Ejecutivo para enderezar la economía del país.
Las medidas de austeridad incluyen una fuerte disminución de los gastos públicos y un aumento de la recaudación por la vía tributaria, lo que ha enfriado todavía más la economía, que si se cumplen las proyecciones oficiales, se contraerá un 1,5 por ciento este año.
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Las concentraciones también trasladaron el repudio de la izquierda hacia el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien hace unas semanas anunció su ruptura personal con el Gobierno, a pesar de que su formación, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), forma parte de la coalición aliada.
Cunha fue denunciado hoy por el Ministerio Público por su supuesta implicación en el caso de corrupción de la petrolera estatal Petrobras, por el cual están siendo investigados medio centenar de políticos, la mayoría de la base aliada de Rousseff.
El comienzo de las protestas a favor del Gobierno tuvo una escasa participación en comparación con las del domingo
Las protestas de este jueves a favor del gobierno tuvieron una escasa participación en comparación con las marchas del domingo pasado, aunque los organizadores confían en aumentar el público en la manifestación de San Pablo, prevista para la tarde.
La CUT precisó la víspera que los actos de este jueves eran una defensa de la democracia y "un vehemente repudio a la amenaza de golpe (de Estado) orquestada por sectores conservadores".
El PT, en su propaganda política de televisión, movilizó esta semana a sus militantes para que reforzaran la marcha en un momento en el que el partido se encuentra fuertemente debilitado por la corrupción de Petrobras y los índices de popularidad de Rousseff, que están en mínimos históricos.