Sheikh Ahmad al Assir, predicador sindicado como emir del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) en Líbano, fue capturado en el aeropuerto de Beirut por fuerzas gubernamentales. Está acusado de haber provocado la muerte de 17 soldados durante choques de 2013.
Se dedicaba a reclutar adeptos a ISIS y desafiaba el terror chiíta de Hezbollah desde su fe sunita. Eso lo llevó a acumular poder y armas. Un incidente en 2013, en el que fueron capturados un arsenal de armas automáticas y ropa de fajina en su casa de Sidon, al sur de Beirut, lo puso en la clandestinidad.
Desde entonces lo buscaban, pero estaba prófugo y solo se conocían algunas imágenes curiosas, como una en la que jugaba tranquilamente con una pelota de fútbol mientras se daba un baño en una playa.
Actualmente estaba usando un pasaporte falso y había cambiado su aspecto, según aseguraron las autoridades libanesas. Lo habitual era verlo con su larga barba y la cabeza cubierta.
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Medios aseguran que Hezbollah fue la organización que estuvo detrás de su captura. Assir se hizo conocido en un principio porque denunció "la opresión que Hezbollah infligió al pueblo ", según le dijo el analista Mohammad Salam a la cadena de noticias Al Arabiya.
Sin embargo, Al Assir cambió. De no ser partidario del uso de las armas, pasó a pedir el uso de las mismas para defender la fe sunita. El detonante fue un atentado contra su guardaespaldas, en el que murieron tres personas.
Consiguió apoyo para combatir a Bashar Al Assad, pero pronto endureció su discurso y eso atrajo el interés del ISIS. Al momento de ser detenido era considerado el "emir" del Estado Islámico en Líbano: "Estamos siendo atacados por el ejército, que es iraní y chií... Hago un llamamiento a todos los partidarios de bloquear carreteras y todo honorable suní y no suní para dejar el ejército" decía.