"La sorpresiva decisión de China de dar más flexibilidad a su tasa de cambio es razonable y no parece ser el comienzo de una guerra de divisas ni un intento de reavivar el crecimiento", dijo el miércoles S&P en un comunicado.
Desde el martes China aplica un nuevo sistema cambiario que permite al yuan flotar diariamente un 2% por encima o debajo de una tasa fijada en base al cierre del día previo.
Desde el martes el yuan ha perdido un 3,5% de su valor respecto al dólar y quedó en su nivel más bajo en cuatro años.
Para Standard and Poor's la depreciación del yuan es "más una reforma estructural que una devaluación en busca de competitividad" y apunta a mejorar el funcionamiento del mercado; como dice Pekín.
La decisión china es también parte de su intención de ajustarse a las condiciones necesarias para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) incluya al yuan en la cesta de monedas en la que basa sus "derechos especiales de giro"; un activo de reservas internacionales basado actualmente en el dólar, el euro, la libra y el yen.
S&P rechazó el argumento de que la devaluación fue impulsado para fomentar las exportaciones y darle así vigor al crecimiento chino. Eso "no nos parece convincente", dijo Paul Gruenwald, economista jefe de S&P para la región Asia-Pacífico.
"Las exportaciones están más en función de la demanda externa y la tasa de cambio tiene un rol secundario. No hay razones para que esa relación haya cambiado", dijo.
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El calendario de la devaluación es "oportuno porque China ahora puede decir que adoptó una tasa de cambio más dictada por el mercado; cosa que le reclamaban el FMI y el departamento del Tesoro" de Estados Unidos, dice la nota de la agencia S&P.
El FMI elogió la nueva orientación cambiaria de Pekín. Un portavoz de la entidad la consideró "un bienvenido paso para permitir a las fuerzas del mercado tener un mayor papel en la fijación de la tasa de cambio".