Temer recordó, la semana pasada, que el Parlamento comenzó a votar una serie de "proyectos bomba" que podrían derribar el programa de ajuste para reencauzar la economía. "La pauta del Congreso podría transformar al país en una Grecia", alertó el vicepresidente al explicar por qué llamó a la unidad nacional y a buscar un dirigente que permita enfrentar la crisis.
La afirmación de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue citada hoy por un comentarista de la cadena Globo luego de hablar con ministros que participaron en el encuentro en el Palacio de Alvorada, residencia presidencial.
En Alvorada estuvo el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, quien ha manifestado en el Senado y en Diputados la necesidad de que los congresistas den su voto a los proyectos del Ejecutivo para recortar gastos e incrementar la recaudación.
Michel Temer fue el primer funcionario que habló en la reunión de gabinete extraordinaria convocada por Rousseff y concluida casi en la medianoche de ayer en Brasilia.
Las señales de que la crisis económica no da tregua fueron reiteradas hoy por el mercado financiero, que pronosticó una baja del Producto Interior Bruto del 1,97 por ciento en 2015, mientras la inflación subirá al 9,32 por ciento.
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Luego de la junta celebrada en la residencia presidencial, el ministro de Comunicaciones, Edinho Silva, dijo a periodistas: "No estamos negando que haya dificultades, las reconocemos pero decimos que serán superadas con el diálogo. La política es el arte de dialogar".
Rousseff "es optimista respecto de la capacidad de la economía para responder en un corto tiempo a este momento de dificultades", agregó Silva al resumir lo tratado luego de más de tres horas de conversaciones coordinadas por la mandataria.
Reelegida en octubre de 2014 por un estrecho margen, la economista entronizada por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) como su sucesora ha visto cómo su popularidad literalmente se derritió desde que asumió su segundo mandato en enero. En un plazo de siete meses, su apoyo se precipitó al 8%, hasta convertirla en la jefa de Estado más impopular desde el retorno de la democracia hace 30 años, según la encuestadora Datafolha.
La oscura situación política está condimentada con una crisis de la economía de este país, que transita su quinto año de magro o nulo desempeño y cuya proyección oficial es que en 2015 el PIB se contraerá un 1,49 por ciento.
La larga lista de indicadores macroeconómicos negativos, la devaluación del real y el aletargamiento de la actividad en medio de un tenso ambiente derivado del escándalo en Petrobras contribuyeron a reducir la recaudación impositiva y a aumentar el déficit público.
En ese contexto, el Gobierno redujo la meta de ahorro fiscal para este año a cerca de cero.
Legisladores de la oposición en Brasil planean llevar a la presidente Dilma Rousseff a juicio político a raíz del escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras que salpica de lleno al seno del Partido de los Trabajadores (PT).
Fuentes parlamentarias revelaron a la agencia estatal Estadao que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, y congresistas del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) llegaron a un acuerdo para impulsar el juicio político contra la jefa de Estado.
El bloque opositor, además, respalda la marcha que está programada para este mes, en la que se pedirá el impeachment contra la mandataria.
La fecha en la que se llevará a cabo la protesta será el 16 de agosto. El mismo día que se llevó a cabo en 1992 una masiva manifestación en contra del por entonces presidente brasileño Collor de Mello, quien cuatro meses después renunció al cargo.