Otro producto se agrega a la lista de la escasez en Venezuela: la cerveza. De acuerdo a un informe del diario británico The Guardian, Cervecería Polar, que tiene a cargo la distribución del 80 por ciento de la bebida en la república bolivariana, comenzó a cerrar algunas filiales. El motivo es la falta de cebada, lúpulo y otros materiales.
"La gente está más preocupada por perder la cerveza que el agua, eso demuestra cuán distorsionadas se han vuelto nuestras prioridades aquí", dijo Yefferson Ramirez, el dueño de una licorería de Caracas que sufre la escasez de agua mineral o leche desde hace meses, y que ahora debe enfrentar el descontento de su clientela por este nuevo producto faltante.
Hasta ahora, el presidente Nicolás Maduro se mantuvo en silencio. De todos modos, ya en el pasado había acusado al dueño de Polar, Lorenzo Mendoza, de no distribuir bebidas para generar la sensación de que en la economía venezolana reina el caos. "Ayuden al país o váyanse", le dio el ultimátum Maduro en febrero pasado.
Como en cada ola de escasez, algunos se benefician. En este caso, los dueños de las licorerías podrían verse beneficiados si es que el enojo de la clientela se tradujera en una migración de la cerveza a otras bebidas que les proporcionan más margen, como el whisky o el ron.
Mientras tanto, en las barriadas populares, la gente está comprando los remanentes de Cerveza Polar en los supermercados a precios regulados, para luego revenderla en el mercado negro a precios mucho mayores.
En la zona de El Tigre, las decenas de bares que sirven cerveza han tenido que enviar a sus camareros a los supermercados para sostener la demanda de la clientela. En lugar de venderla a 150 bolívares, como es su precio normal, la venden a 200 violando los controles gubernamentales.
Por ahora, los venezolanos sólo pueden comprar cervezas importadas o bien alguna de producción local artesanal. El caso es que una Heineken cuesta más de cinco veces lo que una polar. Es muy difícil que los consumidores decidan cambiar por un consumo tanto más caro.
"Si solamente venden Heineken, no están vendiendo cerveza", dijo el estudiante universitario José Vera a The Guardian. El jueves tuvo que irse con las manos vacías a su casa a beber ron, ya que no había conseguido Polar en la licorería.
La escasez de este producto llega a los venezolanos en un momento de mucha tensión. Una ola de violencia se desató en supermercados y dispendios de alimentos, y el clima político no es el mejor en vistas de una elección en la que el partido gobernante podría perder de forma estrepitosa.
La semana pasada un hombre murió durante un saqueo, y en julio el titular de la Asociación de Licorerías de Venezuela fue detenido sin razón luego de denunciar la falta de elementos para producir cerveza