Fuerzas peruanas de seguridad rescataron a 54 adultos y niños, en su mayoría miembros del grupo indígena ashaninka, que estaban en poder de rebeldes de Sendero Luminoso en una remota región de la selva, dijeron el sábado funcionarios.
Algunos de los adultos fueron secuestrados hace entre 20 y 30 años de Puerto Ocopa y pueblos cercanos, cuando el movimiento armado aún era fuerte, explicó el general José Baella, jefe de la policía antiterrorista.
Las mujeres fueron utilizadas con el fin de que parieran niños soldados para la guerrilla y cultivaran cosechas, dijo Baella. El mayor de los 34 niños tenía 14 años.
El rescate no supone un gran golpe a lo que queda de Sendero Luminoso, que se dedica al narcotráfico en la zona, pero refleja cuánto se ha debilitado, según el experto independiente Pedro Yaranga.
"Estos niños y la masa cautiva ya estaban abandonados a su suerte y muy lejos del lugar donde se ubican las columnas y los campamentos de los hijos de los mandos", dijo.
Los cautivos fueron rescatados por una unidad de fuerzas especiales compuestas por soldados y policías en misiones lanzadas desde helicópteros el viernes y el lunes. Miembros del grupo fueron reunidos con familiares a quienes no habían visto en decenios.
Por el momento ninguno iba a ser presentado a la prensa, indicó Baella. Los rescatados estaban recibiendo tratamiento médico y eran entrevistados por fiscales en la base de la policía antinarcóticos en Mazamari.
El grupo de rescatados vivía en varios campamentos en una espesa jungla con un toldo de unos 50 metros (150 pies) en un lugar llamado Sector Cinco en la provincia de Satipo, estado de Junin, según las autoridades.
Dos jóvenes desertores de Sendero Luminoso que se criaron en los campamentos llevaron a las autoridades hasta los cautivos. Un total de 70 personas han sido rescatadas de esos campamentos en el último año, apuntó Baella.
Los analistas calculan que Sendero Luminoso cuenta con no más de 200 combatientes.
El grupo se ha visto muy debilitado en los últimos años, con la captura de su comandante "Artemio" en 2012 y la muerte de dos dirigentes destacados el año siguiente en una emboscada de las fuerzas de seguridad.
Su último refugio es la principal región productora de cocaína en Perú, el valle de los ríos Apurimac, Ene y Mantaro.
El año pasado, sus dos principales líderes —los hermanos Víctor y Jorge Quispe Palomino— fueron instruidos de cargos en Estados Unidos por asociación delictuosa para cometer narcoterrorismo.