En la rueda, la divisa del principal socio de la Argentina en el Mercosur se mantuvo en niveles mínimos en los últimos doce años, tras devaluarse 1,1 por ciento, mientras la presidente Dilma Rousseff admitió ante gobernadores: "Hemos experimentado una reducción significativa de los ingresos".
El Bovespa también volvió a los números negativos, ya que retrocedió 0,69% y se encamina a cerrar el mes con una caída del 6 por ciento.
Rousseff apuntó contra los efectos negativos en el país por la crisis internacional, la caída de los precios de las materias primas y la sequía de algunas regiones, que provocó un aumento en el precio de la energía y los alimentos.
Sin embargo, aclaró la primera mandataria de Brasil: "No es excusa para nadie", al tiempo que sostuvo: "Nosotros somos líderes, no podemos darnos el lujo de no ver la realidad".
La devaluación de Brasil impacta en la Argentina ya que significa una pérdida de competitividad para las exportaciones hacia ese país, mientras aparecen incentivos para que ingresen importaciones de ese origen.
El real no caía en esos valores desde 2003, período en el cual había una fuerte desconfianza por parte de los inversores frente al cambio de gobierno y la llegada de Luiz Ináçio Lula da Silva a la administración.
El anuncio de que el objetivo de superávit presupuestario primario de 2015 descenderá a 0,15% del PBI, desde su meta original del 1,1%, fue uno de los factores que dispararon el clima de preocupación que vive el mercado del principal socio comercial de la Argentina en el Mercosur hace más de una semana.
Empresarios argentinos ya manifestaron su inquietud por ese escenario, al tiempo que el ministro de Economía, Axel Kicillof, intentó poner paños fríos y subrayó que el Gobierno no va a aplicar un "cambio drástico" de su política monetaria para enfrentar la devaluación de la moneda brasileña.