El número tres de la agencia antidroga estadounidense, la DEA, no ha dormido mucho desde que se enteró de que el narcotraficante Joaquín Guzmán, alias "El Chapo", se había fugado de una cárcel de máxima seguridad de México a través de un túnel de 1,5 km de largo abierto bajo el piso de la regadera de su celda hace una semana.
El jefe de operaciones de la DEA, Jack Riley, dijo el jueves que la última semana ha estado ocupado hablando con sus homólogos mexicanos y ayudando a coordinar los esfuerzos estadounidenses para capturar, por tercera vez en 15 años, al capo del narcotráfico más prolífico y violento del mundo.
"Este tipo me dio uno de los mejores días y los peores días de mi vida en un año"
"Este tipo me dio uno de los mejores días y los peores días de mi vida en el transcurso de un año", dijo Riley a la Associated Press. "Estamos haciendo todo lo posible para localizarlo, como hicimos hace un año o así cuando lo cazamos".