El papa Francisco instó el lunes al pueblo ecuatoriano a que "no haya diferencias, no haya excluidos y que no haya gente que se descarte y todos sean hermanos", en el breve mensaje que dirigió a los fieles que le esperaron en el interior de la catedral de Quito.
"Les voy a dar la bendición para cada uno de ustedes y para sus familias para todos los seres queridos y para este gran y noble pueblo ecuatoriano", comenzó el papa, que no pronunció un mensaje que había preparado.
Y continuó: "para que no haya diferencias, que no haya excluidos, que no haya gente que se descarte y todos sean hermanos, que se incluyan a todos y no haya ninguno que esté fuera grande nación ecuatoriana".
El papa después les pidió que rezarán un Ave María antes de impartirles la bendición y se despidió con el habitual: "Recen por mí. Buenas noches y hasta mañana".
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El Papa llegó a la catedral de Quito después de la visita de cortesía al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en el palacio de Carondelet.
Correa se despidió del papa en el patio del palacio presidencial y Francisco recorrió a pie los 50 metros que le separan de la catedral de Quito.
Francisco saludó a los fieles en su interior y se recogió algunos minutos en oración y después pronuncio su mensaje y bendijo a los fieles.
Este fue el último acto del segundo día de su viaje en Ecuador y tras el que volvió a la nunciatura, donde cientos de personas le estaban esperando en su exterior.
Ecuador es la primera parada del sumo pontífice en esta gira latinoamericana que lo llevará también a Bolivia y Paraguay.