El mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, dijo en la noche del martes, durante un conversatorio de medios, que está considerando no presenciar la misa papal del próximo 7 de julio en Quito si existen indicios de alguna reacción política que podría afectar la imagen de Ecuador ante el mundo.
"Yo podría pedir a nuestros simpatizantes que si alguien empieza a gritar algo en la misa, empiecen a aplaudir..., pero sería seguirles el juego. Si hay indicios de eso, prefiero no ir a la misa para evitar que hagan quedar mal al país", declaró según informó el diario El Comercio.
Correa también pidió a la gente que no responda si se dan gritos respecto a temas políticos en las diferentes actividades que cumplirá el papa Francisco en Ecuador. "Si buscan hacerle daño al presidente, le harán daño a la patria", argumentó.
Y advirtió: "Creo que la inmensa mayoría del país, el pueblo católico, rechazará cualquier intento de politización de la venida del papa Francisco, más aún en los actos de misa. Eso lo ha pedido también la Conferencia Episcopal Ecuatoriana".
Por otro lado, el presidente insistió en que las marchas opositoras que se han dado en las últimas semanas no han sido autoconvocadas, pues cree que hay importantes personalidades políticas impulsando un plan de desestabilización.
Frente a las movilizaciones convocadas por sectores sociales para este jueves 2 de julio, Correa indicó que junto a su movimiento Alianza País habían decidido no llamar a concentraciones en la avenida De Los Shyris, en el norte de Quito.
Sin embargo, frente al nuevo panorama, mencionó que simpatizantes del Gobierno van a "repletar" la Plaza Grande de Quito.