El prestigioso diario estadounidense The New York Times comparó el posible default de Grecia con la situación que atravesó la Argentina a partir de 2001, año en que el país entró en cesación de pagos.
"Grecia no es el primer país en enfrentar la posibilidad de impago de sus obligaciones de deuda soberana. Argentina ha incumplido su deuda externa no menos de siete veces desde su independencia en 1816, la más reciente el año pasado. Pero es el default de 2001 en Argentina por cerca de u$s100 mil millones de la deuda soberana, la más grande de la época, que plantea un ejemplo aleccionador para Grecia", sostiene el medio de Estados Unidos, en medio de la crisis griega.
En efecto, una falta de acuerdo entre la eurozona y el gobierno de Alexis Tsipras llevaría a Grecia al tan temido default, algo que podría tener consecuencias también para la Unión Europea en su conjunto. El plazo vence el 30 de junio.
"El default sería mucho peor para Grecia de lo que fue para la Argentina"
"Argentina es una analogía adecuada" a la situación que atraviesa el país griego, sostiene el especialista en finanzas internacionales de la Universidad Americana en Washington, Arturo Porzecanski, autor de numerosos trabajos sobre el caso argentino. Pero "es probable que el caso de Grecia sea peor. Argentina fue relativamente afortunada".
En la misma línea, el director del Centro de Estudios de Política Europea en Bruselas, Daniel Gros, comparte que el gobierno de Tsipras tiene las cosas más complicadas. "El default sería mucho peor para Grecia de lo que fue para la Argentina", dijo.
El artículo del NY Times recuerda que, al igual que Grecia hoy, la Argentina había soportado varios años de dificultades y austeridad para el año 2001. Se endeudó fuertemente con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los Estados Unidos, lo cual exigió impopulares recortes de gastos.
El FMI retuvo pagos cuando Argentina (como Grecia) no cumplió con sus objetivos de déficit. Una corrida bancaria llevó al gobierno a congelar los depósitos, los cuales desencadenaron disturbios y manifestaciones callejeras. Hubo enfrentamientos mortales entre la policía y manifestantes en el corazón de Buenos Aires, y el entonces presidente, Fernando de la Rúa, debió huir del país en helicóptero en diciembre. En la última semana de 2001, Argentina dejó de pagar u$s93 mil millones de deuda soberana y posteriormente fuertemente devaluó el peso, que había estado atado al dólar durante la década del 1990, en una paridad 1 a 1 conocida como convertibilidad.
Además del malestar social y de la ola de inestabilidad política (Argentina tuvo tres presidentes en cuatro días), la economía argentina entró en depresión. Decenas de miles de desempleados salieron a las calles a recoger cartón, una imagen que perduró en el tiempo y que dio origen al término "cartoneros". Los depósitos en dólares fueron convertidos a pesos, "acabando con más de la mitad de su poder adquisitivo", agrega el diario.
A pesar de este trauma, la economía argentina se estabilizó en 2002. El país fue capaz de devolverle al FMI la totalidad de lo que le debía en 2006. Pero el país nunca ha vuelto a entrar en los mercados internacionales de deuda. "Se ha negado a cumplir con el fallo de un juez de la corte federal de los Estados Unidos (en referencia a Thomas Griesa) que obliga al país a pagar a todos los acreedores privados que no participaron en la reestructuración de la deuda. Como resultado, Argentina dejó de pagar de nuevo el año pasado, y el enfrentamiento continúa", escribe el periódico.
Incluso sin mucho financiamiento externo, a la economía de Argentina le ha ido relativamente bien desde 2002, lo que llevó a algunos economistas como Mark Weisbrot, del Centro para la Investigación Económica y Política en Washington, a sugerir que Grecia debería entrar en default, y sufrir las consecuencias de corto plazo y seguir así el ejemplo de Argentina.
Sin embargo, incluso Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas de Grecia que aboga por enfrentar las demandas de la Unión Europea, dijo que la idea de que Grecia pueda no pagar y emular Argentina es "profundamente equivocada".
Algunos economistas sugieren que Grecia debería entrar en default y seguir el ejemplo de Argentina
La recuperación económica de Argentina tuvo su origen en el aumento de las exportaciones de productos básicos impulsado por la demanda de Brasil y China. La harina de soja, el maíz y el aceite de soja son las tres principales exportaciones del país. Aunque Argentina sea un importador de energía, tiene vastas reservas de petróleo de esquisto de petróleo y de gas "que lo podrían convertir en un país autosuficiente", sostiene el diario.
Según el NY Times, la situación griega es muy diferente, ya que es "muy dependiente de las importaciones". Sus principales son el crudo, el petróleo refinado y los productos farmacéuticos. Mientras que su mayor exportación también es petróleo refinado, tiene que importar crudo para sus refinerías. Sus únicas exportaciones "de cosecha propia" son el pescado fresco y el algodón. Sería difícil aumentar significativamente las ventas de cualquiera de los productos: la Unión Europea tiene cuotas estrictas para prevenir la pesca excesiva, mientras que la producción de algodón está luchando contra la menor demanda de los textiles y la falta de financiación bancaria.
"Grecia no exporta mucho", sostiene el especialista Daniel Gros, quien añade que los costos de salir de la UE traerían aparejada una devaluación salvaje. Eso generaría más turismo, pero no afectaría de manera significativa los ingresos totales.
La comparación no termina allí. Ambos países tienen poblaciones muy distintas: mientras que la de Argentina supera los 40 millones de habitantes, la de Grecia apenas supera los 11 millones y su PBI era en 2013 de unos u$s242.000 millones. "Argentina es un país rico en recursos que, si se ve obligado, pueden vivir con sus propios recursos", opina Porzecanski. Para peor, "la viabilidad económica de Grecia por su cuenta nunca ha sido probado" desde 1981, cuando Grecia se unió a la Unión Europea.
El problema griego frente a una virtual devaluación consiste en que Grecia no tiene una moneda propia atada al euro. Tal como dijo el ministro Varoufakis, la moneda griega "es el euro". El desafío de una nueva moneda sería enorme, algo que también sería duro para el sector privado, gran parte del cual financia sus actividades con préstamos denominados en euros de los bancos no griegos. "Sería un desastre real", resume Porzecanski.
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Para Gros, "no importa cuánto peor podría ser el caso de Grecia que el de la Argentina", ya que el resultado estará finalmente determinado por la política y no por la economía". "Los economistas son terribles en la predicción de los resultados políticos".
La gente en países como Venezuela y Cuba han tolerado economías fallidas y los bajos niveles de vida durante años, y los rusos parecen también dispuestos a seguir al presidente Vladimir Putin en la recesión. "El populismo y el nacionalismo", explicó Porzecanski, "todavía son fuerzas potentes".