Pablo Lunati tenía 36 años cuando el 15 de agosto de 2004 debutó como árbitro en Primera División. Fue en un partido entre Estudiantes de La Plata y Huracán de Tres Arroyos que finalizó 1 a 1 en el marco del Torneo Clausura.
Tuvo desde entonces incontables espacios en los medios dedicados a su polémica tarea arbitral pero su nombre terminó de grabarse en la historia sucia del fútbol argentino cuando la AFIP decidió investigarlo allá por 2013 al no encontrar relación entre sus ingresos y su patrimonio.
Fue entonces aquello un importante tema de tapa; luego, como todo, arrollado por otros. Pero ahora vuelve al centro de la escena a partir de conocerse lo insólito: una sociedad no declarada en Miami de la que es titular bajo la emblemática sentencia "Todo Pasa". Con un ingreso como árbitro de $28 mil, ¿cómo tiene todo lo que tiene?
A partir del allanamiento que la AFIP realizó a distintas propiedades en marzo de 2013 y de lo que surge de investigaciones periodísticas se sabe que Lunati salió al mercado laboral en 1993, mismo año en que se recibió como árbitro de AFA, con un lavadero de autos llamado "Matías I" ubicado en la ciudad bonaerense de Caseros. El nombre fue puesto en honor a su primer hijo.
Su actividad económica fue creciendo a medida que lo hacía su polémica imagen como árbitro. Desde entonces puso una heladería, un pelotero, manejó una empresa de viajes en catamarán y logró hacerse de una franquicia de la marca de alfajores Havanna, valuada en 100 mil dólares, que explota en un local ubicado en el partido de San Martín; allí donde se sospecha que tiene, además, un negocio exclusivo de la marca de indumentaria Stone.
"Hace 20 años que tengo un lavadero y empecé a trabajar a los 23 en otras empresas. Tengo muchas fundadas por mí, pero además poseo una franquicia de alfajores Havanna, que es la que más dinero genera", contó el propio Lunati al trascender, allá por 2010, apenas un año después de haber sido nombrado como árbitro internacional, que poseía un auto de alta gama valuado en 75 mil dólares. "Con todo eso, que anda bien, y algún currito de vez en cuando, puedo comprármelo", justificaba.
Pero habría más inversiones en la vida de Lunati. En 2012 el árbitro, que para entonces ya cargaba con varios escándalos en los terrenos de juego, ingresó al mercado inmobiliario. Junto a un grupo de socios conformó una masa societaria que construyó un edificio en el barrio de Santos Lugares.
Estos -y varios otros- movimientos del juez llamaron la atención de los sabuesos de la AFIP y en marzo de 2013 se realizó un multiallanamiento a domicilios personales o comerciales de Lunati (Padre Silberman 1351 en Santos Lugares, San Martín 2598, Urquiza 4695 y Moreno 4609 en Caseros, Mitre 3601 y Mitre 3785 en San Martín y Pablo Giorello 867 en Saenz Peña).
Por las irregularidades advertidas, el ente regulador procedió a suspender el CUIT del árbitro y el escándalo fue tal que la AFA también lo "congeló" durante nueve meses. La investigación de la AFIP llegó hasta familiares y gente de confianza de Lunati, quienes tendrían a su nombre algunas de las empresas de su propiedad. Las cuentas indicaban una defraudación al fisco por 1,7 millón de pesos.
• Del dicho al hecho, los números no cierran
Las declaraciones juradas de Pablo Lunati no pueden terminar de justificar su patrimonio. Al parecer, el árbitro habría montado una logística mediante la cual desvió sus ganancias a terceros para intentar disimular su creciente patrimonio y evitar el correspondiente Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales.
En 2009, la diferencia advertida por el organismo recaudador entre el patrimonio y lo declarado fue de 453 mil pesos, en 2010 de 1.966.005 millón de pesos y en 2011 de 722 mil pesos. La AFIP accionó entonces judicialmente contra el juez por evasión tributaria y lavado de dinero ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 2 del Partido de San Martín y le reclama por irregularidades en el período mencionado (2009-2011) un total de $3.141.584 que habrían sido desviados.
Si a todo esto algo le faltaba era lo insólito, un símbolo de la corrupción que pudiera probarse (si es que no alcanzara con aquel allanamiento en el que supuestamente se le encontró, en una de sus propiedades, un "santuario" de River) y ocurrió ayer cuando se descubrió que Pablo Lunati es titular en Miami de una firma llamada "Todo Pasa" (la frase que Julio Grondona llevaba en un anillo y que marcó a fuego su gestión inmoral en AFA y FIFA) que no está declarada a las autoridades nacionales y que lo llevará directo al juicio oral siempre y cuando aquel leit motiv que impuso "Don Julio" y que parece haber subyugado al bochornoso juez no vuelva a primar. Y todo por $28 mil al mes.