Críticas, proyectos e ironías en el primer debate Massa-De la Sota

El líder del Frente Renovador y el cordobés enfrentaron sus propuestas por primera vez. El gobernador le reprochó su paso por el kirchnerismo y el de Tigre le cuestionó la gestión de su provincia

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 Nicolás Stulberg 162
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-En seis años yo bajé el delito 80% en Tigre. En Córdoba, el resultado es una suba del 10 por ciento.
-Me extraña, Sergio, que usés los argumentos de Sergio Berni. Tené cuidado, no sea cosa que la gente descubra un Massa distinto.

Ese fue el tono general del primer debate que Sergio Massa y José Manuel de la Sota protagonizaron en los estudios de TN. A veces tenso, a veces con alguna chanza para salir del paso, los precandidatos presidenciales del frente Una Nueva Alternativa (UNA) se enfrentaron en el primero de los tres o hasta cuatro duelos que proyectan para darle volumen político a su alianza antes de las primarias del 9 de agosto.

La virulencia que alcanzaron ciertos argumentos puede haber sorprendido a algún televidente desprevenido. Pero esa intensidad había sido acordada de antemano entre los asesores: los candidatos podían usar sus mejores armas siempre y cuando se respetasen los temas acordados y no hubiese agresiones personales.

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En cada ocasión que tuvo, De la Sota intentó arrinconar al hombre de Tigre con el recuerdo de su paso por el gobierno nacional. Massa optó por tomar como blanco la gestión de su rival al frente de Córdoba y la gran cantidad de años que ya lleva en la política. "Nosotros no peleamos por cargos hace treinta años", le señaló.

El formato del debate fue especialmente elegido para fomentar el espectáculo. Para eso, el modelo elegido fue el brasileño: los candidatos no sólo expusieron sus propuestas sobre los dos temas elegidos ("Justicia y transparencia" y "claves para el desarrollo económico"), sino que también tuvieron espacio para hacerse preguntas el uno al otro y un tiempo de discusión libre. Sobre el final, un panel de tres periodistas invitados –Claudio Jacquelín (La Nación), Fernando González (El Cronista Comercial) y Daniel Fernández Canedo (Clarín)– se sumó al piso del programa "A dos voces" para hacer sus propias consultas.

Fue ese formato el que permitió, por ejemplo, el siguiente diálogo:

-Todavía me quedan dudas, Sergio, ¿qué significó para vos el haber visto hechos de corrupción durante tu paso por el Gobierno?
-No tuve que vivir esa situación, José. Tengo la suerte de haber sido seis años director de Anses, seis años intendente de Tigre y un año jefe de Gabinete y puedo decirle a mis hijos con orgullo y a los ojos que su papá no tiene una sola causa de corrupción.
-Eso es bueno, pero yo llevo tres gobiernos en Córdoba sin una causa.

Massa tampoco dejó pasar la oportunidad de intentar hacer tropezar a su rival y, en otro tramo del programa, le recordó sus relaciones con el kirchnerismo: "Daniel Scioli es su amigo. Usted lo ha dicho sistemáticamente. Desgraciadamente hemos sido nosotros los que hemos tenido que convivir con el peor gobernador de la historia de la provincia de Buenos Aires".

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El estudio rebalsaba de gente de ambos equipos, que aprovechaban cada corte para dar pequeñas indicaciones a sus líderes. En la tribuna de la izquierda se acomodaron los massistas, con Malena Galmarini, Bendixen, el asesor español Antonio Sola y el economista Aldo Pignanelli en primera fila. En la de la derecha se ubicó la gente del cordobés, entre quienes estaban sus hijas Natalia y Candelaria De la Sota, su mujer Adriana Nazario y su colaborador estrella, João Santana. El campañólogo brasileño siguió todo el debate de pie y hasta murmuró una protesta bastante audible luego de que su candidato se dejara interrumpir por tercera vez por Massa.

En materia de Justicia y transparencia, Massa reiteró sus propuestas para modificar el Código Penal y el Código Procesal Penal y la imprescriptibilidad del delito de corrupción. Su rival ofreció ser el primer Presidente sin fueros, una digitalización de los documentos gubernamentales para mayor transparencia y una reforma del Consejo de la Magistratura. En materia económica, De la Sota prometió bajar 30% los impuestos y llevar la inflación a 10% por año. Por su parte, el de Tigre se comprometió a eliminar las retenciones a las economías regionales, reformar el Impuesto a las Ganancias y construir más de un millón de viviendas con préstamos a un interés del 12% anual.

La consigna principal del encuentro fue que no se tratase de una aburrida discusión entre dos políticos que ni siquiera se miran a la cara. "Es lo peor que podría pasar", había avisado el peruano Sergio Bendixen, uno de los asesores estrella del massismo, un día antes del duelo. En ese aspecto, ambos candidatos se retiraron conformes: al salir de los estudios, ya conversaban los detalles para organizar una suerte de show itinerante, con un debate más en el noroeste del país, otro en el noreste y un tercero en la Patagonia.

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El minuto y medio que cada uno recibió para hacer una breve conclusión fue utilizado por el cordobés para disparar su artillería más pesada: señaló a Massa por tener poca experiencia de gestión, mucha propaganda y "propuestas poco consistentes". Más medido, el líder del Frente Renovador agradeció el debate de ideas "más allá de alguna chicana" y volvió a reiterar su crítica a los políticos que hace más de 30 años que se presentan a elecciones.

Los presidenciables se estrecharon la mano y las luces del estudio se apagaron. Cada uno se retiró a una esquina para oír la opinión de los suyos. Exultante, el massista Antonio Sola dijo a Infobae que su candidato había tenido "un arrollador triunfo". Su compañero Bendixen prefirió la corrección política y destacó que ambos candidatos iban a salir beneficiados por el espectáculo del debate. Con su opinión coincidieron también los asesores delasotistas.

Antes de que se retiraran, el líder del Frente Renovador y el gobernador cordobés volvieron a juntarse unos minutos para intercambiar unas palabras. Los pocos periodistas que quedaban en el lugar les consultaron si la alianza sufriría el efecto de los dardos que se habían lanzado durante el debate. La respuesta estuvo a cargo de Massa: "Somos como los matrimonios. Nos insultamos en la mesa, pero después seguimos juntos".

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