El auditor general de la Nación, Leandro Despouy, visitó los estudios de InfobaeTV, donde lamentó que el Gobierno "no tiene afinidad con el control" y afirmó que "la Oficina Anticorrupción está anestesiada, igual que la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, la SIGEN, Enargas, entre otras". En un nuevo libro, titulado "La Argentina auditada", Despouy repasa doce años de gestión y hace hincapié en las consecuencias de la falta de controles por parte del Estado.
Al respecto, sostuvo que en los doce años que lleva como titular de la auditoría, acredita más su afirmación. "Realmente es un país donde, en general, las administraciones no incorporan ese principio básico de rendir cuentas de los fondos públicos que son del Estado y el Estado es de todos. Cuando estos se gastan tienen que ser conforme a mínimos principios de reglamentación, de acreditación, de transparencia y generalmente esto se omite y las consecuencias no son solamente económicas. No es solamente la medición de la cantidad de fondos que se destinaron por ejemplo a ferrocarriles, sino las consecuencias de haber destinado fondos públicos sin un debido control" a un área que quizá no los necesitaba.
Para eso, añadió que se trata de una cadena de cuestiones: "El Estado no refuerza los mecanismos de control, los organismos de control no controlan si las empresas prestadoras de servicios no contratan los seguros. La Auditoría ha podido mantener un perfil de órgano de control y no ha sido fácil. Este libro es importante por su transparencia". Despouy insistió en que toda acción de un funcionario público debería estar regida por la rendición de cuentas y la publicidad de los actos.
"Este libro no es solo un informe de auditoría, sino una práctica institucional. Al no haber control, no se advertía que tampoco se realizaban las inversiones y que no solamente la calidad del servicio degradaba. Esa sucesión de hechos se tradujo en algunas de las tragedias como la de Once. Este libro es una lectura retrospectiva de los últimos doce años que prueba esa afirmación", explicó.
Despouy argumentó que "el voto habilita al ejercicio de los derechos políticos y la conducción del Estado, pero el manejo de la cosa pública por ser funcionario no autoriza a omitir este principio básico de la rendición de cuentas ya que es un problema que tiene implicancias de todo tipo". "Si usted viera en Argentina el presupuesto que se aprueba y el que se ejecuta, el desfasaje es muy grande y esto se acepta con tanta naturalidad. Es crónico, es rutinario. Hay una enorme discrecionalidad y discriminación en el manejo de las reasignaciones de los fondos y esto trae consecuencias directas. Hay un mecanismo unitario de distribución".
Durante el kirchnerismo –denunció hubo una ausencia como política de Estado de la rendición de cuentas del uso de los fondos públicos. "No se consideró como un factor importante para medir la propia gestión. Cuanto más infringe el Estado, menos se cumple. Hicimos un seguimiento de las áreas más importantes como energía. Este es un país que tiene recursos, pero que jamás incentivó el tema de la exploración. En doce años, prácticamente extraían sin ningún tipo de incentivo para la inversión. Este país tiene un déficit energético enorme y al mismo tiempo un sistema de importaciones entre los 10 y 15 mil millones de dólares. Si hubiera habido inversiones, seguramente el país hubiera mantenido el sistema de autoabastecimiento", concluyó.