Algunos errores de los papás "modernos"

Cada vez más los padres tienen problemas para establecer los límites a sus hijos. Buscan variantes como el "rol de amigo" poder ganar su confianza, y a la vez pierden autoridad. Cómo afecta ésto a los niños

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Los tiempos han cambiado. La imagen del padre autoritario, poco demostrativo, está demodé para dejarle lugar a otro más abierto con sus hijos, que muchas veces toma el rol de amigo. Sin embargo, este acercamiento trajo nuevos tipos de conflictos en las relaciones, ya que muchos mayores no saben cómo ponerles límites a sus hijos.


"El padre "moderno" no pone límites y deja al niño librado a sus deseos. No marca objetivos, no separa lo permitido de lo prohibido. Esa permisividad excesiva genera que el niño quede envuelto en un caos, en una indiscriminación de sus conceptos y que no pueda categorizar su sistema simbólico adecuadamente", explicó a Infobae José Milmaniene -psiquiatra y psicoanalista, autor de varias publicaciones como La Función Paterna, Arte y Psicoanálisis y El Lugar del Sujeto.


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Este nuevo estereotipo de padre más cool deja de lado el concepto de autoridad e intenta ganar la confianza y complicidad del menor en una negociación, en la que generalmente sale perdiendo, debido a que no basa su autoridad en el respeto, el cuidado y el modo de poner los límites.


Sobre los límites

Los límites tienen mala prensa pero si no hay registro de sanción los hijos no pueden discriminar qué es lo que hacen bien y qué es lo que está mal.


"Cuando uno pone un límite le expresa al hijo que lo quiere porque se le está diciendo que a uno le importa y que no quiere ponerlo en riesgo", sostuvo Milmaniene.


En la actualidad, resulta imposible concebir nuevas formas de paternidad en las que la interacción y el diálogo no tengan un lugar preponderante. Aunque eso no siginifica que el padre deba perder su calidad de tal, porque los chicos tienen que sentir que se les ponen límites y que son respetados como seres libres y autónomos.


"Cuando uno pone un límite le expresa al hijo que lo quiere"

"Un padre debe ser un hombre preocupado por su hijo, que lo acompañe amorosamente en su crecimiento, que le transmita su experiencia con la palabra y que entable un dialogo afectivo con él", indicó el especialista.


Milmaniene sostuvo que actualmente se confunde autoridad con autoritarismo y que, cuando la primera es bien ejercida, supone un diálogo constructivo manteniendo la jerarquía. "El progenitor de hoy tiene que dar testimonio de su propio tránsito por la vida, sin ocultar las contradicciones que plantea la inclusión del sujeto en la realidad".


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Saber reconocer las limitaciones propias

"Todos los progenitores somos fallidos en ejercicio de nuestra función, porque también tenemos nuestras propias dificultades y es necesario ser comprensivos con nosotros mismos: hay que entender que un padre no puede ser perfecto. La función paterna a la larga siempre falla pero hay que ser consciente de esos fallos para poder reparar esa situación", expresó el especialista.


"Cuando los hijos son caprichosos, rebeldes o cuestionadores es porque algo estuvo fallando antes. El padre sabe cómo imponer el "no" producto de su propia experiencia pero cuando hay situaciones que requieren un límite más marcado es porque hay algo no está funcionando bien", agregó.


Las relaciones entre padres e hijos jamás fueron ni serán sencillas. Los cambios sociales y tecnológicos obligan a reconfigurar el vínculo constantemente y, justamente, ese es el desafío: poder llevar a cabo una buena crianza con herramientas que son atemporales, como los límites.


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