Con una capacidad de detención de 15.000 personas, la prisión de Evin ha construido la reputación de ser la cárcel más famosa de Irán. Situada en el noroeste de Teherán, la instalación ha sido apodada "universidad de Evin", debido al gran número de intelectuales, presos políticos, periodistas y académicos que fueron encarcelados allí.
La película Agua de rosas, estrenada en 2014 y escrita y dirigida por la estrella televisiva estadounidense Jon Stewart, contó la historia de un periodista iraní-canadiense que fue detenido después de cubrir las protestas que estallaron tras la reelección de Mahmoud Ahmadinejad.
Maziar Bahari sobrevivió 118 días en prisión y fue liberado después de una confesión que, según contó, le fue extraída después de días de tortura física y psicológica.
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La narración de Bahari refleja lo que las organizaciones de derechos humanos atribuyen a la prisión: la brutalidad de los guardias.
Tan terrorífica es que la Organización Muyahidín del Pueblo de Irán, un grupo de opositores prominentes con sede en París, describe la cárcel como "el infierno en la tierra".
Los primeros prisioneros entraron a Evin en 1971, bajo el gobierno del Shah Mohammad Reza Pahlavi, quien la utilizó como centro de detención de sus opositores. En aquel entonces, Evin sólo podía albergar 320 presos.
Después de la revolución de 1979, los líderes iraníes lo utilizaron para reprimir a sus propios adversarios políticos. Activistas de derechos humanos afirman haber documentado abusos sistemáticos en el lugar, incluida la tortura.
El fotoperiodista iraní-canadiense Zahra Kazemi murió en Evin debido a lo que, según su familia, eran lesiones sufridas como consecuencia de las torturas recibidas.
Más recientemente, se informó de una ola de asaltos que tuvieron lugar el 17 de abril 2014, en un incidente que los activistas locales llamaron el "jueves negro", según Amnistía Internacional. Aquel día, los prisioneros detenidos en la sección 350 de la cárcel, donde permanecen generalmente los presos políticos e intelectuales, fueron sometidos a asaltos, golpes e insultos. A algunos de los heridos incluso se les negó el acceso a la atención médica.
"Los funcionarios de seguridad respondieron con un nivel espantoso de brutalidad a la protesta en la prisión de Evin, golpeando a los presos, arrastrándolos por el suelo e insultándolos. Someter a los presos a esos malos tratos es un grave abuso de poder de un funcionario de una prisión ", dijo el director adjunto de Amnistía Internacional en Oriente Medio y el África del Norte, Said Boumedouha.
A pesar de su trágica historia, el alcalde de Teherán planea convertir la cárcel de Evin en un parque, una decisión que fue recibida con reacciones encontradas.
Mover los 15.000 presos fuera de Teherán puede causar más dificultades para los detenidos y sus familiares, se escribió en una columna de opinión del sitio web de noticias iraní Asr, de acuerdo con la cadena británica BBC.
En tanto, el diario Ebtekar dijo que "la conversión de la prisión en un museo o parque ha sido un deseo a largo plazo de muchos ciudadanos". "Es una buena noticia, ya que Evin es una de las pocas regiones en Teherán que tiene buen clima, y los residentes de la ciudad podrían hacer un buen uso del parque".