Desde siempre, los tintos de Burdeos son concebidos como blends; es decir vinificados a partir de la combinación de dos o más cepajes; a base de variedades autóctonas de la zona. Y la mayoría de los viñedos mejor clasificados por el Emperador de los franceses, estaban plantados con Malbec.
El destino le jugó una mala pasada, porque en 1856 la filoxera (un parásito de la vid) arrasó con las viñas galas, casi en su totalidad. Curiosamente, las pocas plantas de Cabernet Sauvignon se resistieron más al ataque del pulgón, mientras que las débiles de Malbec desaparecieron por completo. Ese hecho fortuito marcó el comienzo del reinado vínico del Cabernet Sauvignon; que persiste hasta hoy.
Pero con el diario del lunes podemos decir que los caprichos del destino favorecieron a la Argentina. Ya en 1853, Sarmiento había solicitado a un agrónomo francés (Michel Aimé Pouget) crear un viñedo modelo. Y fue plantado a imagen y semejanza del de Burdeos, en lo que se denominó la Quinta Normal de Mendoza, y que dio origen al INTA (Instituto de Tecnología Agropecuaria).
Esa es la razón fundamental por la cual en nuestro país se encuentra la mayor cantidad de Malbec del mundo, y por la que se convertiría, con el correr de los años, en nuestra cepa de bandera.
Malbec tradicional vs Malbec moderno
Hasta la llegada del riego por goteo a fines de los 90, se hacía muy difícil plantar en zonas alejadas de las ya tradicionales como Cuyo, Alto Valle de Río Negro y Cafayate. Ya que la vid, por más austera que sea, es una planta y como tal, depende del agua para vivir y reproducirse.
Al llegar el nuevo milenio, las bodegas se tecnificaron y comenzaron a elaborar Malbec de otra forma; así surgieron nuevos estilos de Malbec argentino.
La historia vínica nacional tiene casi dos siglos de vida, y todos los conocimientos en la materia llegaron de la mano de los inmigrantes; italianos y españoles en su mayoría. Así nacen las primeras bodegas. Algunas crecieron mucho empujadas por el consumo local; algo lógico en una sociedad latina, donde el vino forma parte de la cultura gastronómica. Y rápidamente se multiplicaron los viñedos conducidos en parrales o en espalderos, con riego por surcos, que daban las uvas que se elaboraban, utilizando prensas de madera, grandes toneles de roble y piletas. Claro que no había tecnología para cuidar al detalle las temperaturas de fermentación, y las barricas de roble ni habían llegado al país.
Así salían Malbec de frutas maduras, bastantes fluidos en boca y de trago amable, pero siempre teñido por el paso del tiempo. Sus colores eran tenues con los reflejos marrones dominando al rojo tinto.
Con el nuevo milenio y la necesidad de exportar, impulsada por asesores internacionales de la talla de Michel Rolland, inauguraron la era moderna del Malbec. De colores más profundos, violáceos y más concentrados. El carácter frutal más joven y vibrante, y los tostados de las barricas nuevas de roble francés como coprotagonistas en el paladar. El peso del vino en boca (y también en el precio) indicaba su potencial de guarda en botella.
Fueron estos Malbec los que pusieron a la Argentina en el lugar que le correspondía, como quinto productor mundial histórico y referente a la hora de su consumo. Y si bien el concepto de terroir comenzaba a ostentarse en las contraetiquetas, lo cierto es que se trataba más de vinos de fruta, directos y expresivos que de vinos con sentido de lugar.
Así, rápidamente se ganaron a los nuevos consumidores del mundo, como los americanos, brasileños y nórdicos. Pero al mismo tiempo, esos vinos no pudieron quebrar la barrera de los 95 puntos de la prensa especializada. Evidentemente, para ser parte de el elite, les faltaba algo.
El futuro ya llegó
.Porque la nueva camada de enólogos no se conformó con lo que decían los libros, ni sus antecesores. Sabían que había que ir más allá para trascender, y que si los grandes vinos del Viejo Mundo hacían referencia a lugares específicos, nuestros Malbec también.
Si el vino argentino vivió una revolución a comienzos del nuevo milenio, a partir de 2010 vive una re-revolución.
Algunos como Sebastián Zuccardi (34) se preocuparon por saber que pasaba en esa parte de la planta que no se veía; el suelo. Y eso derivó en un exhaustivo estudio del origen y composición de los suelos, que fueron determinantes para invertir con fuerza en el Valle de Uco, de donde hoy proviene la totalidad de sus vinos de alta gama. En Catena Zapata, desde hace quince años aproximadamente funciona el departamento de Investigación y Desarrollo (I+D). Y la mayoría de las microvinificaciones experimentales estuvieron centradas en Malbec de diferentes terroir. Así nacieron íconos como Malbec Argentino, Adrianna y Nicasia Vineyard, de la mano de Alejandro Vigil, enólogo de la casa.
También ligados a la bodega, dos agrónomos fueron clave para comprender el terruño e inaugurar esta nueva era. Luis Reginato es el responsable del viñedo más estudiado del mundo; Adrianna en Gualtallary. Allí, con más de doscientas calicatas analizadas, llegó a la conclusión que no había que buscar la homogeneidad del suelo, sino respetar su heterogeneidad. Este fue el primer paso para crear los vinos de parcelas. Otro de los personajes que puso el nombre del terruño adelante del varietal fue Alejandro Sejanovich, con sus Zaha y Teho de Altamira, demostró que no importa la variedad, sino el vino. Pero es cierto que el Malbec es la uva que mejor interpreta nuestros suelos, y si bien a veces se la ayuda co-fermentándola con Cabernet Franc, es indiscutidamente la protagonista de los mejores vinos argentinos.
Por suerte, nombres referentes del Malbec del futuro abundan, y todos los días surgen nuevos. Como los hermanos Michelini o los enólogos del Clos de los Siete bajo el ala de Michel Rolland, entre otros. Todos ellos hoy ponen el foco en lograr vinos únicos a partir del lugar, y con el Malbec como insignia; por lo que significa para nosotros como carta presentación, pero también por ser la variedad que mejor interpreta nuestros terruños.
En el estudio de la viña está la clave, ya que es lo único que no se puede copiar en un vino; todo lo demás se puede emular, comprar o contratar.
Es cierto que los vinos se han tornado más "drinkables" (tomables) como exigía siempre Miguel Brascó, dejando de lado sus concentraciones. Pero a su vez han ganado en carácter, porque hoy más que nunca, los Malbec del futuro son todos muy diferentes entre sí.
Y a esta nueva movida se han subido todos, porque los grandes enólogos referentes también están soltando su imaginación y animándose a desafiar incluso, lo hecho por ellos mismos apenas unos años atrás. Como Hans Vinding-Diers (Noemía), José Galante (Salentein), José Irrera (Luigi Bosca) o Jorge Riccitelli (Norton), quienes siguen siendo protagonistas con sus flamantes Malbec.
La mayoría de estos vinos comenzaron a nacer en 2013, y es por ello que algunos ya están en el mercado. Sin embargo, muchos más están al salir. Algunas palabras clave para darse cuenta si se está delante de un Malbec del futuro: Aluvional, Polígonos, Zaha, Teho, Enemigo, Súper Uco, Gualtallary, Paraje Altamira, Calcáreo, Concreto, etc. Sin duda queda mucho camino por recorrer y mucho más por descubrir, pero la sensación de estar bien encaminados hacia los mejores vinos del mundo ha dejado de ser eso; una sensación, para convertirse en una certeza. Y el gran responsable es el Malbec del futuro.
Los diez Malbec del futuro para disfrutar hoy
Zuccardi Aluvional Paraje Altamira 2012
Bodega Zuccardi, Paraje Altamira, Mendoza (no se lanzó al mercado)
En esta línea se respeta lo que el lugar da cada año, porque no buscan que un Aluvional se parezca a los otros. El sello del Altamira es su carácter frutal bien de Malbec. Tiene cuerpo y tensión, aunque no es muy largo. Desde el vamos es austero, pero se va abriendo y sale algo floral y frutal en primera nariz. De paladar refrescante, texturas incipientes, y una firmeza con equilibrio. Leves dejos herbales, y se le nota la madurez y calidez de la fruta, propia del año. Hay longevidad garantizada.
Puntos: 94
Noemía 2013
Bodega Noemía, Mainqué, Río Negro (no se lanzó al mercado)
Muy delicado, sólo falta que la madera deje de ser algo protagonista. Armónico y prolijo, con ese carácter donde la fruta va detrás del terroir. Un vino que a cada trago dice algo, expresivo, con cuerpo y con tensión. Completo, no exagera y su persistencia es diferente. Una tipicidad que no se le puede atribuir sólo al Malbec, por su sentido de lugar. Claro que falta mucho para que se exprese en plenitud.
Puntos: 94
Business Class Gran Reserva Malbec 2013
Viña Vida by Oscar Marcovecchio, Vista Flores $350
Este Malbec provienen de una viña del futuro. De aromas vivos, y paladar refrescante. Buen cuerpo y taninos firmes, con muy agradable expresión. Moderno, joven, firme y con potencial. Sólo hay que esperar que la madera se haga a un lado, pero va muy bien.
Puntos: 93
Riglos Gran Malbec 2012
Riglos, Gualtallary $300
Desde su irrupción en el mercado (cosecha 2005), este Malbec se distinguido por su paladar ágil y refrescante. Este 2012 es algo más firme y carnoso, propio de una cosecha cálida. Pero su carácter frutal es agradable como siempre, y mantiene ese dejo herbal final que lo caracteriza y lo distingue.
Puntos: 92
Demente 2013
Passionate Wine, Gualtallary, Mendoza $370
Cofermentación de Malbec y Cabernet Franc de ocho viñedos diferentes (4 y 4), todos en Gualtallary. Se fermentan en la misma pileta desde los primeros días de Marzo, con una diferencia de 40 días entre el primer y el último racimo de uva. Luego se cría en huevo de concreto por un año y pasa seis meses en barricas de roble usadas. Tinto de aromas intensos y frescos, de paladar atado y tenso, con agradable entrada fresca. Es fluido y pizarroso (eso es la tiza para algunos), con leves dejos herbales y toques frutales.
Puntos: 91
Casarena Laurens Single Vineyard Malbec 2012
Casarena, Agrelo $290
Un Malbec muy moderno, con fluidez y equilibrio. Una expresión vivaz, basada en la fruta roja dulce y ácida. Llena la boca y sus taninos firmes contribuyen a su agradable persistencia. Su clave no está en el potencial de guarda sino en el equilibrio de su trago, agradable para beber hoy .
Puntos: 90
Enemigo Malbec 2011
Aleanna, Mendoza $350
Muy famosos y expresivo por fuero, pero sus aromas tardan en soltarse. De paladar amable y carnoso, fresco y moderno. Con taninos firmes y una agradable profundidad. La tipicidad del Malbec es elocuente, con su fruta inconfundible, y un paso por boca equilibrado.
Puntos: 90
Atrevida Malbec 2011
Manos Negras, Mendoza $190
Alejandro Sejanovich viene demostrando en las últimas cosechas sus intensiones a través de sus vinos de autor. Como este Malbec firme y de buen ataque. Fresco, con fruta joven y mucho ímpetu. Músculo y con fluidez, taninos vivaces y final refrescante. Está pasando por un gran momento aunque puede seguir mejorando con la estiba.
Puntos: 89
Santa Julia Reserva Malbec 2013
Bodega Santa Julia, Valle de Uco, Mendoza $87
Sin dudas, este es uno de los Malbec nacionales que más ha crecido; y en todo sentido. Aunque no es el volumen lo que asombra, sino su calidad, y sobre todo su estilo, referido a un sentido de pertenencia. Algo muy difícil de conseguir en el nivele de los reserva. Acá hay buen fluidez y cierta tensión, con fruta algo madura pero fresca. De muy buena tipicidad y paso vivaz, con taninos dóciles. Muy agradable de beber; tanto que deja con ganas de servirse más en la copa apenas se termina.
Puntos: 88
Hey Malbec 2013
Matías Ricitelli, Luján de Cuyo $145
Para hacer este vino el autor realiza distintas cosechas en diferentes momentos, pero siempre antes que para sus vinos de alta gama. Aromas de fruta roja madura intensos pero modernos. Paladar mordiente, con agradable fluidez y a la vez con cierta concentración; también refresca y levanta la fruta madura. Paso vivaz y amable, tiene músculo con algo herbal. Hay cierto nervio final y taninos incipientes, con dejos vegetales pero rodeados de fruta Madura.
Puntos: 87