La historia del hombre bautizado como Manuel Fariña Bernal en Caacupé, Paraguay, el 17 de junio de 1942, inspira a nunca dejar de perseguir una íntima vocación, por más obstáculos que se presenten.
En los años sesenta, Fariña decidió ingresar a un seminario en Asunción, pero su iniciativa se vio interrumpida por los vaivenes políticos de la época. Su papá debió irse del país perseguido por la dictadura de Alfredo Stroessner, que gobernó el país guaraní entre 1954 y 1989.
"Vimos que la situación en Paraguay se hacía más difícil. Entonces decidimos huir a la Argentina junto con mi padre para vivir como una familia", explicó Fariña en declaraciones al sitio argentino ACI Prensa.
"Decidimos huir a la Argentina junto con mi padre para vivir como una familia"
El primer destino fue Corrientes, una de las provincias con más tradición religiosa del país que lo recibió. Sin embargo, pronto dejó el seminario local para seguir sus estudios en Paraná, Entre Ríos, durante un año.
Finalmente, una crisis de vocación lo impulsó a buscar otras maneras de acercarse al tema que lo apasionaba y se mudó a Buenos Aires para estudiar Teología en la sede de la UCA de Villa Devoto. Corría 1966.
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