Un atacante suicida se hizo explotar el miércoles en el antiguo templo de Karnak, en Luxor, según fuentes de seguridad y sanitarias de Egipto. Esta ciudad, que se ubica al sur del país, recibe cada año la visita de millones de turistas egipcios y extranjeros.
Poco después de la explosión, la policía intercambió disparos y abatió a dos supuestos insurgentes islamistas que habían llegado al templo a orillas del Nilo junto al suicida, informaron funcionarios locales.
Cuatro personas, incluyendo dos policías, resultaron heridos en la balacera, según el Ministerio de Sanidad.
En el momento del ataque, a última hora de la mañana, había solo un puñado de turistas y egipcios dentro del templo, explicaron los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar con los medios.
El incidente del miércoles fue el primero contra los mundialmente conocidos monumentos de Luxor desde noviembre de 1997, cuando milicianos islámicos mataron a 58 personas tras abrir fuego sobre los turistas en el templo de Hatseput, de 3.400 años de antigüedad, en la orilla oeste del Nilo.
El turismo es el negocio principal de Luxor, donde se encuentran algunos de los templos y enterramientos faraónicos más famosos, como la tumba del rey Tutankamón. La ciudad ha sufrido mucho por el descenso de visitantes extranjeros en los años de inestabilidad desde el alzamiento en Egipto en 2011.
Nadie reclamó en un primer momento la autoría del atentado del miércoles, pero el ataque recordaba a las prácticas de milicianos islámicos que luchan desde hace años contra las fuerzas de seguridad en la estratégica península del Sinaí. Los extremistas han atacado destinos turísticos en el Sinaí para tratar de cortar una fuente clave de ingresos para el gobierno.
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El grupo insurgente del Sinaí Ansar Beit al Maqdis juró lealtad el año pasado al grupo Estado Islámico, que ha destruido afamados yacimientos arqueológicos en Siria e Irak, que considera idólatras.
La campaña de violencia en el Sinaí ganó rapidez y alcance, extendiéndose a otras partes de Egipto, después del golpe militar que derrocó en 2013 al presidente islamista Mohamed Morsi.
El ataque contra el templo, que se encuentra en la orilla este del Nilo, se produce cuando el turismo empezaba a dar signos de recuperación tras cuatro años de declive desde el alzamiento que derrocó al veterano autócrata Hosni Mubarak.