es la capital de facto no declarada del
(
, por sus siglas en inglés). Pero también es la capital del terror, la representación más cabal de los martirios que comete este grupo terrorista en territorio iraquí y sirio desde hace más de un año.
Ahora, el nuevo temor de sus pobladores gira en torno a uno muy concreto y estético: la preocupación de ISIS para que todo hombre luzca una prolija y tupida barba, como marca la ley islámica que ellos pregonan. El mandato alcanza a todo aquel musulmán que viva en las ciudades controladas por Estado Islámico.
Laith Ahmed vive preocupado. Sabe que su falta de barba podría llevarlo a una cárcel de los yihadistas. Los terroristas han desparramado por todo su vecindario panfletos anunciando que a partir de hoy el uso de la barba era obligatorio y compulsivo y que estaba totalmente prohibido afeitarse.
"Mi pelo facial es lento para aparecer por mi edad", dice el joven de 18 años a la agencia de noticias AFP. "Estoy asustado porque ellos acuerdan sin piedad con cualquiera que se oponga o ignore sus instrucciones", agrega este joven musulmán acosado por el temor.
Ahmed trabaja en una panadería y sus horarios no son los típicos. "Mi trabajo implica que debo salir de casa todos los días e interactuar con los militantes de Daesh (ISIS, en árabe)", dice el joven. Mosul solía ser la segunda ciudad en importancia en Irak, con dos millones de habitantes. Hoy, con la presencia de los terroristas islámicos no se sabe cuánto disminuyó su población.
El panfleto que cubre la mayoría de las paredes de su barrio señala que la actividad de los peluqueros lleva al pecado. "Gracias a nuestros hermanos de la Policía Islámica, una ley ha sido impuesta para el afeitado de barbas, que será penado y sus impulsores detenidos", señala el artículo.
El caso de Nadhim Ali, de 30 años es similar al de Ahmed. No deja crecer su barba porque le provoca erupciones. Alí tiene certificados médicos que lo respaldan. Sin embargo, parece que eso no le importa a las autoridades terroristas. "No les interesa... uno de ellos me dijo que mejor me quede en casa si estoy afeitado".
Está desesperado. No sabe cómo hacer para proteger a su familia. Salir de la ciudad no es fácil. ISIS aplica un severo control "migratorio". Al hacerlo, uno debe dejar los documentos de sus propiedades en poder de las autoridades policíacas del grupo islámico. Si no se regresa en un lapso determinado, el "gobierno" se incauta esos bienes. "Para asegurar la supervivencia de mi familia, tengo que elegir entre dejarme crecer la barba y enfermar o caer preso", se queja Alí.
Muchos creen que detrás de este reglamento, lo que busca ISIS es infiltrar a sus propios miembros dentro de la población sin que se distingan o diferencien. De esta forma, podrían evitar ser identificados en caso de que hubiera una incursión terrestre sobre Mosul. "Quieren esconderse entre los civiles", reconoció un ex miembro del grupo terrorista.