Cada vez que aumentan los cigarrillos, las tabacaleras aprovechan la ocasión para divulgar la idea de que "los impuestos al tabaco en Argentina son altos". Pero eso es una verdad a medias con olor a mentira. Porque si bien los tributos llegan al 69%, el precio final en el país es uno de los más bajos del mundo. Incluso una reciente investigación calculó que hoy se paga menos que en 2005.
El aumento de los impuestos a los cigarrillos es la medida más eficaz para combatir el consumo de tabaco. A esta altura de la historia, no hay dudas. Lo afirman desde la Organización Mundial para la Salud hasta el Banco Mundial. Hace unos años, la prestigiosa Agencia Internacional para la Investigación Sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) juntó a 20 expertos para analizar todas las investigaciones que se hicieron a lo largo y ancho del planeta y sacar una conclusión definitiva. Fueron unánimes: una suba del 10% en el precio final disminuye el consumo de tabaco alrededor de un 4% en los países con ingresos altos y hasta un 6% en los de ingresos bajos y medios.
Mientras en el mundo en general y en la región en particular los precios tienden a subir, en Argentina comprar un paquete de cigarrillos cuesta cada vez menos. Un estudio de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC) realizado el año pasado analizó la asequibilidad, es decir, la capacidad de acceder a un producto teniendo en cuenta su precio y el ingreso medio de la población. La ONG halló que si bien el precio nominal de los cigarrillos aumentó, al ajustarlo por inflación –ya sea aplicando los índices oficiales como los del Congreso–, el precio real se estancó o se redujo. En efecto, con un sueldo promedio se podían comprar 236 paquetes en 2005, mientras que en 2013 se podían adquirir 462.
"Los cigarrillos se han ido abaratando progresivamente respecto del costo de vida y del crecimiento del ingreso", explicó a Infobae la presidente de FIC, Verónica Schoj.
Otra forma de analizar el costo es calculando la cantidad de minutos que hay que trabajar para comprar un paquete de cigarrillos. Un paper inédito de FIC al que este medio tuvo acceso analiza los resultados de la última edición del Atlas del Tabaco que en marzo publicó la World Lung Foundation. Las cifras ratifican que Argentina sigue teniendo uno de los cigarrillos más asequibles de la región. Para adquirir un Marlboro Box, en el país hay que trabajar apenas 15 minutos y 16 segundos, esto es, un 303% menos que en Venezuela, un 211% menos que en Chile, un 114% menos que en México y un 72% menos que en Brasil.
Lejos de lo que podría pensarse a priori, la gran mayoría de la población está a favor de un aumento de los impuestos al tabaco: apenas el 15,4% de los argentinos lo reprueba, según la última Encuesta Mundial de Tabaco en Adultos. Incluso lo apoya más de la mitad de los fumadores.
Desde FIC estiman que un aumento del 100% del precio real de los cigarrillos y la plena implementación de la ley de control de tabaco –que las tabacaleras se niegan a cumplir en base a argumentos que son rechazados por el Ministerio de Salud– evitaría al año 15.500 muertes por enfermedades cardíacas, 34.600 infartos y 11.900 accidentes cerebrovasculares.
Estos números en el aire podrían parecer una fantasía, pero el caso de Uruguay refuta cualquier argumento en contra. Apenas 4 años después de que el presidente Tabaré Vázquez promulgara un shock de medidas antitabaco –que incluyó el aumento del precio–, las internaciones por infartos de miocardio cayeron un 17%, la tasa de fumadores adolescentes disminuyó del 31% al 18,7%, y el Estado recibió 120 millones de dólares extra vía impuestos. Sólo bastó voluntad política.