Sí, señor, esto es una joda. Olvídese de todo lo que escuchó en estas últimas 48 horas. De la sanción ejemplar, del gas pimienta, del perdón, de la vergüenza y del bla-bla mediático. Nada de todo lo que le pasó por la cabeza tiene sentido hoy. El negocio lo hizo de nuevo y lo volverá a hacer cuando sea necesario. Todo en nombre del fútbol y de la mugre en la que se convirtió.
La sociedad argentina está enferma. Eso es cierto, pero también lo están los dirigentes nacionales e internacionales que se llenan los bolsillos viajando por el mundo, hablando en nombre del Dios fútbol. Un Dios cada vez más pagano y sensiblemente más idiota.
Por alguna razón en particular, en algún momento la "cultura del aguante" se transformó en la justificación desmedida de todo lo que ocurre dentro de una cancha de fútbol. Por alguna razón, los estúpidos del paravalancha creen que ellos también juegan y están obligados y dispuestos a interferir con la trampa en nombre de sus colores cuando sea necesario.
Los estúpidos del paravalancha creen que ellos también juegan
Piense un segundo. Repita en su cabeza las canciones del club que sigue o del que es hincha. Diga en voz alta cuántas canciones hablan de la gloria deportiva, del aliento a los jugadores . ¿Ninguna? ¿Dos? ¿Tres? No, no soy adivino. Es la lógica que nos invade desde hace más de veinte años. Ya no se alienta al club, se alienta a la barra, a una hinchada que promete "correr", "matar" en nombre de "ser distinta a los demás" fomentados por el negocio negro de la mafia de la redonda.
"Jugador número 12" se hace llama la barra más sangrienta e idiota del fútbol argentino. ¿En qué momento se les hizo creer que ellos también jugaban? "Los borrachos del tablón", "La Guardia Imperial" y cuantas más son copias unas de otras. Todas asociaciones ilícitas de cobardes apañadas por el Estado y por los dirigentes. ¿Qué imperio defiende la barra de Racing? Ninguno. Perdón, sí el de los negociados de los que son cómplices desde hace décadas la dirigencia celeste y blanca.
Es así en todas partes de nuestro país porque esto es joda y lo seguirá siendo. Mientras usted se indigna, los delincuentes que quemaron a jugadores de fútbol seguirán entrando a una cancha mientras. Y usted, por miedo, lo mirará desde la televisión. En tanto, el infame de Agustín Orión sigue ganando miles de dólares o el impresentable de Daniel "Cata" Díaz, aplaudiendo a delincuentes. ¿Sabe por qué? Porque esto es joda, señores, y ya nada se puede hacer.