En su Historia de San Martín, Bartolomé Mitre dice que al Libertador, "en su larga carrera, nunca le faltó un inglés observador por testigo para comprobar (que) allí donde sucede algo notable en el mundo, allí está presente un inglés".
Esta premisa no se verifica sólo en la vida de San Martín, sino en el transcurso de casi toda nuestra historia. Y a Austen Ivereigh le tocó ser ese testigo en el extraordinario hecho de la llegada de un Papa argentino al Vaticano. Su doctorado en Oxford sobre Iglesia y política en la Argentina y su condición de católico y vaticanista le brindaron las categorías de observación necesarias para producir El Gran Reformador (*), un retrato muy fidedigno de Jorge Bergoglio y de su país de origen, destinado originalmente a explicar al público anglosajón quién es este Papa "venido del fin del mundo", pero rápidamente traducido al español.
Ivereigh, que es periodista e historiador, fundó en 2010 Catholic Voices, una red que busca hacer oír la voz de los católicos en los medios.
En El Gran Reformador, cada etapa de la vida de Bergoglio está precedida por el análisis de la situación del país y va en paralelo con el relato de los grandes pasos que ya ha dado como Papa, en una exposición que contribuye a mostrar la coherencia de una misión. Y que muestra hasta qué punto su autor ha sabido desentrañar las claves de la historia y la cultura del país que vio nacer y formarse a Francisco.
De visita en Argentina para la presentación de la edición en español de su libro, Ivereigh dialogó con Infobae sobre el impacto del pontificado de Francisco en el mundo.
Usted tenía una ventaja sobre sus colegas vaticanistas que era el conocimiento de la Argentina. Pero, aun así, ¿un Papa argentino, lo tomó por sorpresa?
Fue una gran sorpresa para el mundo. Aquella noche yo estaba comentando para un canal de noticias británico y pude hacer un breve comentario sobre Bergoglio. Fue emocionante el hecho de que yo al menos conocía el país de donde venía el Papa, porque hace 20 años hice mi tesis sobre la historia y la política argentinas, entonces aquella noche me di cuenta de que para algo pueden servir los doctorados...
Usted revela en el libro una trama de la elección de Bergoglio como Papa que podría llevar a la conclusión de que todo fue "culpa" de un inglés...
La forma en que fue elegido es revelada en mi libro en forma más detallada que en otros, pero todos saben que hubo un grupo de cardenales de Europa del Norte, y uno de ellos fue mi ex jefe, el arzobispo emérito de Westminster, cardenal Cormac Murphy-O'Connor. A través de su relato, pero también de otros, he podido reconstruir hasta cierto punto por qué fue elegido Bergoglio. No es que ellos fueran los únicos a favor de su elección pero fueron quienes la organizaron, en el sentido de que iban de cena en cena, hablando con los cardenales y proponiendo su candidato. No es un misterio que la elección de un Papa en la Iglesia Católica es algo organizado, el Espíritu Santo viene a lo último, pero eso funciona a través de personas, de cierta organización. Bergoglio no formaba parte de ese movimiento en su favor, se mantenía aparte de todo eso, pero estaba consciente de ello.
"La llegada de Bergoglio no es sólo la de una persona excepcional, sino de una Iglesia nueva"
Un catolicismo europeo "exhausto" le pasa el timón a un catolicismo latinoamericano más joven y dinámico, dice usted en el libro. Puede verse en este hecho, una vez más, ese reflejo de supervivencia que la Iglesia Católica exhibe muchas veces en su historia.
Sin duda la Iglesia tiene una capacidad de renovación permanente; eso se ve a lo largo de su historia. Lo que narro en el libro es cómo se veía que en los últimos años de Benedicto que la Iglesia estaba cansada, sin esa capacidad de renovarse, y hay un momento, en el Sínodo de obispos de octubre de 2012, cuando era evidente que la iglesia europea y la norteamericana, la iglesia del mundo rico, mostraba señales de ese cansancio, y también de lo que los jesuitas llaman desolación, es decir un enfoque excesivo en la amenaza a la Iglesia. Europeos y norteamericanos hablaban como si el catolicismo, en esos países, estuviese siendo perseguido. En cambio se veía en los otros continentes, no sólo América Latina, sino también Asia y África, otro espíritu, un espíritu alegre a pesar de las reales dificultades que está sufriendo la Iglesia en esos países. Entonces, se notaba que un gran cambio estaba teniendo lugar: ahí estaba la gran reunión de la Iglesia latinoamericana en Aparecida, que tiene un vigor, una pasión, una capacidad misionera, de evangelización, muy fuerte. Se nota ahí una Iglesia que está a punto de convertirse en Iglesia fuente para la Iglesia Universal. Y otra cosa que revelo en el libro es que Benedicto XVI vio eso, y un poco lo fomentaba. Tomó la decisión de dimitir -mucha gente no sabe esto- estando en México, en León, en 2012, resbala en el baño y se golpea, algo frecuente en los viejos, y ahí toma conciencia de su fragilidad y la necesidad de dar un paso al costado y dejar espacio para una nueva fuerza evangelizadora.
Entonces, la llegada de Bergoglio no es sólo la llegada de una persona excepcional que por supuesto lo es, sino la de una nueva iglesia, una nueva forma de ver el mundo y nosotros, los europeos y los norteamericanos, tenemos que acostumbrarnos a ver esta nueva iglesia y hasta cierto punto no lo entendemos y uno de los objetivos de este libro fue explicar de dónde viene Bergoglio, no sólo de Argentina, sino de este contexto latinoamericano que le cuesta muchas veces entender a los extranjeros. Por eso yo, habiendo estado en Argentina muchos años, pensé que podía ser un puente entre este mundo y el mundo anglosajón-
¿Qué es lo más difícil de entender de Bergoglio? Recuerdo que a los pocos días de su elección, un diario francés tituló: "El Papa, ¿es de izquierda o de derecha?"
Sí, una de las dificultades para los europeos es entender si Bergoglio es de izquierda o de derecha, liberal o conservador, y lo que yo trato de explicar es que no se lo puede encasillar de esa manera, que la iglesia latinoamericana tiene otra forma de ser y, dentro de América Latina, Argentina también es diferente por la presencia del peronismo, porque la política en este país no se dividió de la misma manera que en otros países. Y que Bergoglio también se sentía identificado con el movimiento nacional católico que produjo el peronismo en los años 40 -que fue la materia de mi tesis-. Trato de explicar la Iglesia que formó a este Papa, las contradicciones y los conflictos en los años 30 y 40, pero también los que él vivió en los años 60 y 70 que son difíciles de entender para los extranjeros. Para entender a este Papa hay que comprender esas tensiones argentinas, de la misma manera que era imposible entender a Juan Pablo II sin conocer la historia torturada de Polonia.
"Hay gente muy alejada de la iglesia, católicos y no católicos, que está tremendamente impresionada con este Papa"
Francisco criticó a una Iglesia "obsesionada sólo con el aborto y la homosexualidad", pero ¿no está también la izquierda obsesionada con esos temas al punto de que son la única vara para calificar al Papa?
Por un lado, Francisco nos está invitando a no enfatizar tanto en esos temas neurálgicos, como el aborto y la homosexualidad, pero al mismo tiempo él es totalmente ortodoxo y firme en esas cuestiones doctrinarias. Lo que explico es que él ve que en un mundo donde la cultura occidental está obsesionada con la autonomía, la tentación de la Iglesia es encerrarse en sí misma y enfatizar estas cuestiones de identidad, que diferencian a los católicos del resto del mundo. Bergoglio ve esto como una tentación y él quiere resistir esa tentación y volver a ofrecer al mundo el mensaje central del Evangelio, lo que él llama la proclamación primaria del Evangelio, que es: Dios te ama, Dios te quiere, Dios te abraza, Dios te quiere salvar. Lo que los teólogos llaman el kerigma, y no obsesionarse con cuestiones doctrinarias o dogmáticas, que no es que no sean importantes, son la verdad y la verdad también convierte, sino que el primer mensaje debe ser ese. El está formado por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el creador de los jesuitas, que ideó un retiro muy impactante de un mes, que empieza en la primera semana con una consideración sobre la propia vida, uno ve que ha pecado, que ha tratado mal a otros, pero todo el tiempo Dios te ha acompañado, Dios te perdona, y esa experiencia del amor misericordioso de Dios le abre a uno el corazón a otras posibilidades, a la verdad, pero el orden es importante, la primera semana antes que la segunda.
Entonces, una manera de ver su pontificado es como una restauración del orden de la conversión del catolicismo y parece que está funcionando porque hay gente muy alejada de la iglesia, católicos y no católicos, que está tremendamente impresionada con este Papa. Creo que ha podido abrir las puertas de la Iglesia a las personas que están fuera de ella, sin que los que están adentro se sientan demasiado amenazados, Aunque, por supuesto hay opositores a este Papa que creen que si la Iglesia no está siendo atacada e incomprendida es porque el mensaje debe estar diluido. Sospechan que Francisco está diluyendo la doctrina católica, lo que no es cierto para nada.
"Él ve realmente los conflictos internacionales, las persecuciones, las guerras, como resultado de la tentación del demonio"
El Papa tiene muchas veces expresiones que desafían la "corrección política". Por ejemplo, habla del demonio, una palabra que parecía vedada, incluso entre los católicos...
Francisco es un católico muy tradicional, es el Bergoglio formado por su abuela Rosa, para quien la espiritualidad es real, Dios existe y el demonio existe y para él la fe y la religión es siempre prioritaria. Es otra cosa difícil que la gente se ajuste a la realidad de un Papa que verdaderamente discierne el mundo en esos términos. El ve, por ejemplo, en los conflictos internacionales, que las trabas que a veces se ponen en la política, las persecuciones o la guerra son realmente el resultado de la tentación del demonio y la forma de ir en contra de eso es la oración, crear espacios para que el Espíritu Santo desate los nudos de esas situaciones. La fe para él es siempre primordial y ésa fue su diferencia en la Argentina con los católicos progresistas de los años 70 que de alguna forma querían que la Iglesia fuese un instrumento de la política. Para él siempre hay que comenzar con la fe, con la trascendencia y de ahí vendrán los cambios. Siempre insiste en esto: empecemos a entender quiénes somos, somos hijos de Dios, somos discípulos misioneros, y desde ahí hablaremos luego de cómo cambiar el mundo, no empezar por la política o la ideología. Él es un gran opositor de las ideologías abstractas.
Yo soy el primer biógrafo que leí todo lo que él escribió como jesuita. Cuando llegué a Córdoba pregunté ¿dónde están los escritos de Bergoglio? Pensé que como ahora es Papa estarían publicados... No. Aquí están, me dijeron, y me dieron tres tomos polvorientos y fui a fotocopiarlos. Es un tesoro, increíble la visión que él tiene desde un primer momento, una persona muy austera, con una espiritualidad ignaciana muy, muy arraigada. Se ve a sí mismo como un líder del pueblo, eso es muy notable, y la visión de reforma que él tiene desde un primer momento se la ve ahora en Francisco como Papa. Leyendo esos escritos se me ocurrió el título, el gran reformador, porque en ellos está la reforma eclesial desde el primer momento.
"Francisco está despertando en la cultura occidental el recuerdo de alguien olvidado que es Jesucristo"
¿Cree que la secularización y la crisis del catolicismo en Europa tienen remedio?
Francisco está despertando en la cultura occidental el recuerdo de alguien olvidado que es Jesucristo. Seguimos siendo una cultura profundamente marcada por el cristianismo, por eso la simpatía por la víctima, la idea del individualismo, conceptos que vienen del cristianismo. En nuestros países hay una cultura que piensa que sabe qué es el cristianismo y cree que lo ha rechazado, pero en realidad no lo ha rechazado y muchas veces sus críticas vienen de pensamientos inconscientes muy cristianos. Francisco es un genio en ese sentido porque ha visto que las críticas a las cosas antievangélicas del catolicismo, el clericalismo, el abuso de menores, el centralismo del Vaticano, una cierta arrogancia, son críticas que hacía Jesús a las autoridades religiosas de su tiempo. Francisco se ha identificado desde el primer día con los que quieren que la Iglesia cambie, y eso ha cambiado la dinámica de las relaciones entre la Iglesia Católica y el mundo porque ahora tenemos un Papa que es reformador que se identifica con los que critican a la iglesia pero desde el punto de vista de un creyente profundo. Pero, a través de sus reformas y sus criticas muchas veces fortísimas a la propia Iglesia, él tiene la capacidad de construir puentes entre la iglesia y la sociedad secularizada moderna occidental que van a permitir que el espíritu santo pueda influir o fluir de una manera nueva. Ahora, va a ser un pontificado corto; él lo ha dicho y por razones de edad tiene que serlo, pero él se ve a sí mismo como un iniciador de procesos, más que Papa del pueblo o de las villas miseria, es el Papa de procesos, está iniciando procesos que pueden renovar la iglesia a largo plazo.
¿Puede haber marcha atrás?
Sí, todos estos cambios pueden asustar a los que habitan en la Iglesia. Ese intento de buscar las ovejas perdidas puede dar miedo a las ovejas que están adentro y ese es el equilibrio difícil que él debe encontrar. Hay mucha resistencia a él en el Vaticano, la principal es el business as usual, o sea, seguir actuando como siempre uno ha actuado, Hay muchos en el Vaticano que dicen, "bueno, él pasará, tiene para algunos años, pero nosotros quedaremos", pero yo creo que el dinamismo de lo que él ha puesto en marcha con sus reformas es irreversible de alguna manera, porque él ha podido introducir una nueva fluidez en la Iglesia permitiendo que la voz de las iglesias locales, la experiencia pastoral de los obispos, influya en el gobierno de la Iglesia universal y los obispos y cardenales, habiendo experimentado eso, no querrán dar marcha atrás. En ese sentido será visto como uno de los grandes Papas reformadores de la historia moderna de la iglesia.
Bergoglio es un producto muy argentino, pero hemos vivido en la última década en Argentina un clima opuesto a lo que él promueve, de fraccionamiento, enemistad, contrario a la Cultura del Encuentro. ¿Nos han cambiado estos dos años de pontificado?
Si me dieran la oportunidad de escribir otro libro, sería sobre la visión política del Papa, lo que yo descubrí y otros investigadores como Mariano de Vedia están mostrando muy bien, es que durante muchos años él, siendo cardenal arzobispo, estaba trabajando con muchos políticos para crear un nuevo tipo de política, lo que él llama la Cultura del Encuentro, pero es también la visión de los obispos en el Bicentenario, la visión de las Jornadas de Pastoral Social que la Iglesia organiza todos los años con sindicalistas y políticos. Entonces tengo curiosidad por ver después de este gobierno hasta qué punto lo que venga será influenciado por estos grandes esfuerzos que hizo la Iglesia, especialmente después de la crisis de 2001, 2002, por construir desde la sociedad civil un nuevo tipo de política que reflejara genuinamente los valores, las prioridades y necesidades de la gente común. Bergoglio siempre dijo que, donde estén reunidos algunos argentinos, siempre se armará alguna interna, el gran vicio político argentino es el partidismo, aunque no exclusivamente argentino. La visión que él tiene de la política, que me parece fascinante, está en sus escritos pero nadie lo ha tratado de explicar bien.
"Será fascinante ver si él realmente puede renovar la política"
Una cosa muy interesante es Cuba. En 1998 Bergoglio escribió un libro que da una visión del futuro de Cuba que no es ni liberal capitalista estadounidense ni tampoco comunista socialista cubano sino una democracia pluralista fundada en un cristianismo social , de tradición nacionalista, y esto lo he visto en él desde los 70. Él concibe, un poco influenciado por su amigo uruguayo Alberto Methol Ferré, un futuro para América Latina en el mundo, como continente que tendrá la capacidad de influenciar el mundo y es fascinante ver cómo posiblemente Cuba será el lugar de esa nueva visión. Porque Cuba ha trabado, ha polarizado durante mucho tiempo la política latinoamericana. Los que rechazan el modelo norteamericano han ido en la dirección de lo que Bergoglio llama un progresismo adolescente que uno ha visto en los populismos y nacionalismos latinoamericanos; entonces debe haber una tercera opción, que no es ni el liberalismo individualista estadounidense ni este populismo barato latinoamericano. Yo creo que está todo en el pensamiento de Francisco y será fascinante ver si él realmente puede renovar la política a través de esto.
¿Qué impacto tendrá su visita a los Estados Unidos en septiembre próximo?
Va a ser uno de los momentos más importantes e impactantes de su pontificado. Por primera vez un Papa va a dirigirse no sólo a la ONU en Nueva York sino también al Congreso de los EEUU. Sé que los cardenales norteamericanos están bastante preocupados por esta visita, pensando que tal vez Francisco no los entiende o que tiene un preconcepto latinoamericano contra los EEUU. Cuando fui a Nueva York y Washington a fines del año pasado, vi mucha ansiedad, mucha preocupación por este Papa al que no han captado del todo. Entonces será un momento muy importante para Francisco y para la comprensión de sus objetivos como Papa cuando él pise tierra norteamericana.
Muchos protestantes norteamericanos ven con simpatía a Francisco, por su estilo pastoral...
Bueno, una de las cosas que revelo en el libro -aunque aquí es sabida- es su tremenda cercanía con los evangélicos y los carismáticos católicos. Francisco es un jesuita que tiene una espiritualidad muy carismática y precisamente porque empieza con la noticia de que Dios es amor, de que Jesús nos ha salvado, los evangélicos lo ven como alguien que realmente está en relación con Jesucristo. Eso ha dado lugar a muchas cosas fascinantes nuevas. Ha habido contacto con líderes evangélicos norteamericanos, que no son los evangélicos conservadores de antes, de la época de Reagan, son puentes que él está construyendo personalmente -esto no es diálogo institucional eclesial- sino diálogo muy personal, muy típico de él, porque no actúa a través de documentos e instituciones sino de personas y amistades; está construyendo algo realmente emocionante. Anuncio en mi libro que posiblemente en el 2017 haya una declaración de católicos y evangélicos que básicamente dirá: no somos rivales, creemos en el mismo Jesucristo, el mismo Espíritu Santo y podemos misionar juntos. Será un paso tremendamente importante para todo el mundo y especialmente para este continente que es el más evangélico, casi todos los evangélicos del mundo están en las Américas.
(*) El Gran Reformador. Francisco, retrato de un papa radical. Ediciones B, 2015.