El presidente Barack Obama condenó, este martes, los hechos de violencia en Baltimore y estimó que no había "ninguna excusa" para que se registraran esos acontecimientos. Pero dijo estar convencido de que Estados Unidos enfrenta una crisis latente con la policía, especialmente en sus relaciones con los negros.
"Hemos visto demasiadas instancias de lo que parecen ser policías interactuando con individuos, principalmente afroamericanos, a menudo pobres, con unas formas que plantean preguntas preocupantes", declaró Obama en una conferencia de prensa después de reunirse con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
Obama afirmó que la muerte de varios afroamericanos a manos de policías es una "crisis que se desenvuelve lentamente". Y agregó que no se trata de un fenómeno nuevo, "pero ahora existen cámaras y redes sociales".
De todas formas, aseguró que "no hay excusa" para la violencia en Baltimore, ya que los saqueadores "no están protestando sino robando y deben ser tratados como criminales".
Los disturbios en Baltimore se produjeron tras la muerte de Freddie Gray, quien resultó herido cuando estaba bajo custodia policial.
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Anoche, siete policías resultaron heridos -uno de ellos quedó inconsciente- por los enfrentamientos desatados en Baltimore tras el funeral de un joven negro que murió luego de ser arrestado por la policía local, informó el capitán Eric Kowalczyk.
Imágenes tomadas por los helicópteros de las cadenas de TV mostraron una multitud lanzando conos de seguridad, botellas y botes de basura contra policías, antes de romper vidrieras de tiendas y saquearlas.
La de Freddie Gray es la última de una serie de muertes de afroestadounidenses desarmados, en su mayoría a manos de policías blancos, que ha provocado una ola de protestas en el país por acusaciones de racismo y ha reavivado el debate sobre el uso excesivo de la fuerza policial.