está dispuesta a hablar con
que los separan. Pero antes sostuvo que cualquier acercamiento debe estar basado en el
Esa ha sido la postura oficial adoptada por el gobierno de Mariano Rajoy ante la escalada diplomática con Venezuela, producto de una serie de insultos que el presidente Nicolás Maduro lanzó contra el Ejecutivo español.
En una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidente, Sáenz de Santamaría, dijo que la reunión del Consejo de Seguridad Nacional no abordó el caso venezolano.
No obstante, aclaró que se trata de un asunto del que el Gobierno está "muy pendiente" y en el que España mantiene una postura "respetuosa con la institucionalidad democrática" del país caribeño.
"Pero tampoco podemos aceptar determinadas posiciones y calificaciones respecto al gobierno de España o respecto al pueblo español", aclaró.
El presidente venezolano acusó al gobierno español de "apoyar el terrorismo" en su país y a Rajoy de formar parte de "un grupo de bandidos, de corruptos y de ladrones".
Sáenz de Santamaría afirmó que ni el Ejecutivo ni el Congreso han descalificado a Venezuela y que la iniciativa que aprobó la Cámara baja española, en la que pedía la libertad de los opositores venezolanos encarcelados, fue "en defensa de la democracia y el respeto a los derechos humanos".
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Insistió en que el Gobierno ha manifestado en numerosas ocasiones su preocupación por la situación de Venezuela y el deseo de mantener las mejores relaciones posibles con ese país y no sólo por el tema empresarial, sino también por los "vínculos personales e históricos" que unen a ambos países.
"Siempre estaremos dispuestos a dialogar con cualquier gobierno más allá de diferencias, con un diálogo constructivo pero sobre la base de respeto recíproco, que es lo que reclamamos", agregó.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró en el Foro Líderes, organizado por la agencia EFE y KPMG, que el Gobierno no quiere "en absoluto" romper relaciones con Venezuela ni mantener la actual escalada de tensión.