El Vaticano confirmó hoy que el Papa Francisco visitará Cuba el próximo septiembre, en el marco de la gira que lo llevará además a los Estados Unidos. El viaje del Sumo Pontífice a La Habana representa el tercero de un sucesor de Pedro en la isla.
El primero de ellos fue Juan Pablo II en 1998, en una visita histórica que significó el restablecimiento de las relaciones entre el régimen dictatorial cubano y Roma. Allí, el papa polaco se entrevistó con el jefe de la revolución, Fidel Castro. El encuentro movilizó a los habitantes de la isla y representó un cambio en la política de persecución del régimen contra los católicos. El segundo encuentro ocurrió en marzo de 2012, cuando Benedicto XVI llegó a la capital de ese país latinoamericano y se entrevistó con Fidel y Raúl Castro.
Francisco, en tanto, fue una figura clave en el reciente acercamiento entre los Estados Unidos y Cuba. Fue en un absoluto hermetismo que el Papa unió a las partes, que después de varios meses lograron restablecer sus relaciones, congeladas desde 1961.
Francisco les envió una carta tanto a Obama como a Castro, en la cual les pedía a ambas partes que terminaran con sus "frías relaciones". En su momento, la Casa Blanca aseguró que la misiva le dio a la Administración de Obama "un empuje mucho mayor y necesario para avanzar" con las negociaciones.
Además, está previsto que el papa Francisco ofrezca en Washington una misa por la canonización del misionero español Junípero Serra, fundador de varias misiones en California. El Pontífice confesó que le hubiera gustado ir a California, donde Serra fue misionero, para celebrar la ceremonia de canonización, "pero hay problemas de tiempo y se necesitarían dos días más", explicó.
Este año, antes de visitar EEUU, Francisco viajará entonces a Cuba, Bolivia, Paraguay y Ecuador. Luego, en el Vaticano ya están organizando su primer viaje a África, "hacia finales de año", para visitar República Centroafricana y Uganda. Con esos viajes, Francisco, que cumplió 78 años en diciembre, quiere manifestar con gestos concretos su cercanía y solidaridad a poblaciones que se encuentran en la "periferia" del mundo y de la Iglesia.