Paciente, Graciela Ocaña esperó a los no siempre puntuales periodistas de Infobae en la barra del café. Cuando llegaron, saludó a cada uno con un beso. "Este es el peor de todos", dijo con una sonrisa y señaló a uno de ellos. Se conocen desde los tiempos en que investigaba casos de corrupción desde su puesto de funcionaria en el gobierno nacional.
Aunque no habla de números o encuestas, la precandidata a jefa de Gobierno porteño del frente Energía Ciudadana Organizada (ECO) sabe que su paso primero por el PAMI y luego por el Ministerio de Salud marcó su carrera política. No sólo por sus denuncias (que provocaron que todavía hoy sea identificada con la palabra "honestidad" en cualquier focus group), sino también por la instalación que logró entre el electorado de la tercera edad. Su campaña está dirigida sobre todo a conquistar su voto.
"En la Ciudad de Buenos Aires el 21% de la población es mayor de 60 años. Es decir, casi uno de cada cuatro porteños. Tengo una agenda para hacer una Ciudad amigable, con una mirada única hacia ese sector que es tan importante pero hoy no está escuchado", prometió ni bien empieza la charla.
Asegura que ese y sólo ese fue el motivo detrás del encuentro público que mantuvo con Horacio Rodríguez Larreta antes del cierre de listas. Insiste en que no hubo ninguna conversación sobre una fórmula conjunta, sino un proyecto para que los jubilados que renuevan su registro de conducir tengan un descuento ya que para ellos el trámite es válido por menos años.
ECO, ¿colectora o rival del PRO?
Como todos los dirigentes de su espacio, Ocaña tiene la difícil tarea de despegar a ECO del mote de "lista colectora del PRO" que le adjudican sus rivales y explicar por qué algunos partidos de la coalición hicieron una alianza con el macrismo a nivel nacional pero lo enfrentan en las elecciones porteñas. "Queremos competir con el PRO en la Ciudad y terminar con ese juego que hacen con el Frente para la Victoria. Por un lado dicen que son opositores, pero cuando tienen que negociar contratos siempre votan juntos", explicó.
De las cinco agrupaciones que integran ECO, sólo su partido (Confianza Pública) no adelantó su respaldo a un candidato presidencial. Ya se sabe que la UCR y la Coalición Cívica-ARI votarán en la interna que comparten con el macrismo y el Partido Socialista y el Partido Socialista Auténtico lo harán por la candidatura de Margarita Stolbizer. Según argumentó, "lo nacional viene en una etapa posterior": "Nos parece que en la Ciudad va resolver sus problemas si discutimos las propuestas y no a quién prefieren Mauricio o Cristina. Son elecciones distintas. O deberían serlo".
Aunque cuestiona a aquellos candidatos que "en vez de hablar de sí, hablan de los demás", Ocaña no perdió la oportunidad de tirar un dardo envenenado contra Gabriela Michetti por haber acordado que algunos gremios fiscalicen sus votos en las primarias de este domingo: "¿Una candidata del PRO que tiene un acuerdo con los dirigentes sindicales qué va a controlar? Nada. Los camiones de la basura ni GPS tenían. Los pusieron en el último año y descubrieron que no hacían los 1.000 metros que tenían que hacer. No hacían ni 200".
¿Qué la distingue de Martín Lousteau y Andrés Borthagaray, sus rivales en la interna de ECO? "Lo que nos diferencia son nuestras historias y experiencias. Creo que me tienen que votar a mí porque cuando yo gestioné lo hice con transparencia. Formé equipos y llevé adelante reformas, no fui a calentar sillas. Después hay mucha gente que me dice que le gusta la fórmula. Yo ya dije que si gano lo voy a llevar a Martín como compañero de fórmula, así que con votarme a mí se pueden llevar a los dos candidatos", explicó.
"Fue un error de la Presidente designarme. Si pensó que iba a ser cómplice, se equivocó"
El narcotráfico y "Breaking Bad"
Entre pregunta y pregunta, la actual legisladora porteña toma su café latte y come el roll de canela que pidió antes de que empezara la entrevista. Más relajada, agradece tener un marido psicólogo. "Por eso me aguanta", reconoce. Lo que sí niega es ser brava cuando se enoja: "No, eso me hace mala fama. Yo no le pido a nadie lo que no estoy dispuesta a hacer yo. Aunque a veces sí me enoja cuando la gente no está dispuesta a hacer lo que yo sí".
¿Qué hace en los pocos tiempos libres que le deja la campaña? Mira películas y alguna serie en Netflix. Su última pasión es "Breaking Bad". En sus capítulos ve mucho de la realidad argentina: "Rosario es el gran emergente, pero hay muchas zonas del país en las que está pasando esto. Es muy preocupante, porque el narcotráfico destruye las sociedades. Genera mucha violencia. No solamente por el negocio, sino la violencia que trae toda la situación. Creo que la política no es consciente de eso".
"Veo mucha gente peleándose por ocupar una silla, pero no por decir estas cosas. A veces hay gente que parece aspirante a ser Miss Simpatía y no a ser presidente de la Argentina. Hay cosas que están pasando en la Argentina que hay que discutir. Si no, no vamos a poder cruzar ni siquiera la calle. Eso lo ha vivido Colombia y lo está viviendo México. Nosotros creo que tenemos que evitarlo bajo todo punto de vista", reclamó.
Ocaña reconoció que "la corrupción existe en todo el mundo, pero el problema es que en Argentina hay impunidad". Es "un cóctel medio explosivo, en donde el narcotráfico permea las fuerzas policiales que a su vez aportan a la política", advierte. A veces incluso "la política termina siendo financiada por ellos sin conocer el origen".
Los Kirchner, la corrupción y la amenaza de muerte
La ex funcionaria de Néstor y Cristina Kirchner habló también del tema en que más cómoda se muestra: las denuncias por corrupción. Recordó que fue el santacruceño el que la convocó a su gobierno porque "tenía 23% de apoyo popular y pedía terminar con la corrupción para generar apoyo en el sentido común de la gente". "Cuando no fueron con el sentido común, yo me fui del Gobierno. Ahora hay otra lógica, la de amparar a los que roban, como lo hace la Presidenta con su vicepresidente", aseguró.
Aunque fue amenazada más de una vez, Ocaña considera que la peor se dio cuando, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, estaba al frente del PAMI: "Yo le sacaba los negocios a un prestador que se llamaba Rubén Romano, al que le encontramos cuentas en Suiza. Por contactos con los hermanos Menem llegó a manejar los contratos más importantes del PAMI. Cuando nosotros llegamos, empezamos a romper esos contratos. No tenía una sola clínica y cobraba como para atender a un millón de jubilados todos los meses. Pero no tenía una sola cama para atenderlos. Él iba y subcontrataba a las clínicas. A cambio tenían que dejarle de retorno un 15% o 20%. Un médico muy valiente se atrevió a declarar en la Justicia que este señor contó en una reunión con prestadores que le iba a salir más barato mandarme a matar antes de que yo siguiera en el PAMI, porque estaba perdiendo todos los negocios".
Al mirar para atrás, considera que el matrimonio presidencial cometió un "error" al elegirla como funcionaria: "Poner gente honesta en medio de todos los corruptos es obviamente un error. Porque la gente honesta va a denunciar a los corruptos. Si ella pensó que iba a ser cómplice, fue un error".
"Un empresario dijo que le salía más barato matarme antes de que yo siguiera en el PAMI"
A medio camino entre la amargura y la tristeza, la ex ministra de Salud de Cristina Kirchner contó la actitud que tuvo la Presidente el día que le llevó la denuncia por la llamada mafia de los medicamentos, una organización criminal de algunos sindicatos para no sólo facturar por remedios que nadie usaba, sino incluso por adulterarlos: "Pensé que su primera reacción iba a ser terminar con esta dirigencia sindical e intervenir esos gremios. Pero su reacción fue protegerlos". Incluso recordó que un día el por entonces asesor de la jefatura de Gabinete Juan Manuel Abal Medina le llevó al hoy detenido dirigente sindical Juan José Zanola: "Vinieron diciendo que ellos querían reponer los contratos con esta gente, que ya sabíamos que eran delincuentes. La verdad es que yo esperaba una Presidenta que me dijera: 'Intervengan el gremio'. Pero no fue esa la reacción". "Me dijo que tuviera cuidado, que era una persona cercana", rememoró.
Después de más de 45 minutos de entrevista, las tazas quedaron vacías. Como a cada uno de los precandidatos a jefe de Gobierno porteño, los periodistas de Infobae le preguntaron a Ocaña si aceptaría sentarse a tomar un café con los candidatos que pasen las primarias de este domingo. Su respuesta tuvo el tono que se usa para sacar un ancho en la última mano del truco: "Yo dialogo con todos, pero no me sentaría a tomar un café ni con los represores ni con los 'chorros' como Boudou".
Participaron del café:
- Leonardo Tagliabúe (@leotagliabue)
- Juan Graña (@juangraa)
- Marcos Quintans (@MQG)
- Federico Mayol (@fedemayol)
La opinión del barista:
Producción:
Mariana Dahbar
Alejo García Sosa
Diego Barbatto
Marcelo Tubello
El look: