Mussie Weinfeld, de 22 años, se acomodó en su asiento del Boeing 767 de TransAero lista para regresar a Nueva York tras una estadía en Israel. Estaba ubicada justo a la altura de una de las alas del aparato que pertenece a la compañía rusa cuando "oyó ruidos no habituales", según el relato que escribió su padre, el rabino Kalman Weinfeld, en el sitio de noticias de su comunidad, CrownHeights.
Todo estaba listo para despegar, todos tenían sus cinturones puestos, el personal de cabina realizaba sus últimos ajustes y el avión iba rumbo a la pista para decolar, cuando ella decidió no quedarse con la duda. Les marcó el irregular sonido a sus compañeros de vuelo más cercanos, pero "se rieron de ella", según escribió su padre.
"Sin desanimarse, persistió, desabrochó su cinturón de seguridad y se puso de pie. Los otros pasajeros, que seguían en sus asientos con los cinturones puestos, le dijeron que se vuelva a sentar. Cuando les explicó su preocupación acerca de los ruidos, también se rieron de ella. Entonces, insistió en que no viajaría en el avión si no lo revisaban", relata el rabino.
Mussie Weinfeld, de 22 años, se negó a volar. Primero se rieron de ella, pero luego se lo agradecieron
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Mussie le relató a su padre que recibió amenazas y gritos de parte de la tripulación, pero que finalmente aceptó chequear e investigar los ruidos que le habían generado la inquietud. El avión regresó a la zona de embarque mientras técnicos llegaban a revisarlo.
"Primero dijeron que tardarían unos 45 minutos, pero unas dos horas después decidieron cambiar de avión a los pasajeros y les informaron que el anterior necesitaba reparaciones más complejas", concluye Kalman Weinfeld.
"Dijeron que tardarían unos 45 minutos, pero después decidieron cambiar de avión"
El descargo de la empresa
Mientras muchos de los pasajeros le agradecían a Mussie haber evitado una posible tragedia, la compañía rusa no emitió comentario alguno hasta que la noticia se viralizó en Internet. En su versión, el problema no fue descubierto por el alerta de la pasajera, sino "por un chequeo de rutina que realizaron los pilotos al llegar a la cabina".
Aseguran que la demora en emitir un comunicado se debió a que la noticia fue publicada en Israel sin que se le pidiera un descargo a la aerolínea y que la tripulación fue la que reportó el problema en primer término, al notar que había "una asimetría en los listones aerodinámicos de las alas (slats, en inglés)".
Según la compañía, fue durante el chequeo que la pasajera dio la alarma y no la alarma lo que motivó el chequeo de los especialistas que determinaron, segundos antes de despegar, que el avión no estaba en condiciones de volar con seguridad.