Cada informe sobre el comportamiento del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) revela nuevas atrocidades del grupo yihadista. Un estudio realizado por Human Rights Watch apunta que en la región yazidí de Irak, una niña de 12 años fue atada, golpeada y violada por siete terroristas de ISIS.
El sufrimiento de Jalila, cuyo nombre fue modificado, es sólo uno en una serie de historias desgarradoras contadas por las mujeres que han logrado escapar de las manos de la organización terrorista.
En algunas oportunidades, los despiadados combatientes dejan en manos del azar la suerte de las jóvenes secuestradas. A veces recogen los nombres de sus víctimas de una suerte de sorteo. "Hacían una lotería de nuestros nombres y empezaron a elegir mujeres extrayendo los nombres", señaló Rashida, otra de las mujeres víctima de las atrocidades de ISIS que incluye el estudio.
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En el reporte se publican testimonios de las víctimas en primera persona. Este se elaboró con declaraciones de 20 niñas y mujeres, además de testimonios de médicos y trabajadores humanitarios locales y extranjeros. Todos fueron recabados en la zona de Dohuk, la región autónoma kurda en Irak donde vive la minoría religiosa yazidí. Esta región ha sido fuertemente atacada por el Estado Islámico.
Según el informe de HRW, cada mujer y niño secuestrado –a partir de los ocho años– es obligado a casarse y convertirse al islam. Asimismo, los yihadistas abusan sexualmente en reiteradas ocasiones a las niñas. Varias mujeres y jóvenes dijeron a HRW que combatientes de ISIS aseveraron haberlas comprado por hasta u$s2.000 a otros miembros del grupo extremista.
Estos son algunos extractos del informe donde se transcriben los crudos testimonios de mujeres y niñas que lograron escapar. Todos los nombres de sobrevivientes han sido modificados para preservar su seguridad.
Jalila, de 12 años, contó que varios hombres árabes a quienes reconoció como oriundos de su aldea la interceptaron a ella y a otros siete familiares el 3 de agosto de 2014, mientras intentaban escapar de ISIS. Los hombres entregaron a la familia a combatientes de ISIS, quienes separaron a Jalila, su hermana, su cuñada y su sobrino pequeño de los demás familiares y los llevaron a Tal Afar. Posteriormente, los combatientes trasladaron a Jalila y a su hermana a Mosul. Luego de 35 días, separaron a Jalila de su hermana y la llevaron a una vivienda en Siria donde se encontraban otras jóvenes y niñas yazidíes secuestradas.
Jalila dijo: 'Los hombres venían y nos elegían. Al llegar, nos decían que nos pusiéramos de pie y luego examinaban nuestros cuerpos. Nos pedían que mostráramos nuestro cabello, y a veces golpeaban a las jóvenes que se negaban. Vestían dishdashas [túnicas hasta los tobillos] y usaban la barba y el pelo crecido'.
Contó que el combatiente de ISIS que la eligió le dio una bofetada y la arrastró fuera de la vivienda cuando ella mostró resistencia. 'Le dije que no me tocara y le rogué que me dejara ir. Le pedí que me llevara con mi madre. Yo era una niña, y le pregunté qué quería de mí. Mantuvo relaciones sexuales conmigo durante tres días'.
Jalila afirmó que durante el cautiverio le "perteneció" a siete combatientes distintos de ISIS y que cuatro la violaron en múltiples ocasiones: 'A veces me vendían. Otras me entregaban como un obsequio. El último de los hombres fue el más abusivo, me ataba las manos y las piernas'.
Otra niña de 12 años, Wafa, dijo a Human Rights Watch que en agosto fue llevada por la fuerza junto con su familia de la aldea de Kocho por combatientes de ISIS. Los hombres trasladaron a la familia a una escuela en Tal Afar repleta de otras personas yazidíes en cautiverio, y allí los combatientes la separaron de su familia. Desde ese sitio, la llevaron a varios otros dentro de Irak y luego a Raqqa, en Siria. Un combatiente de edad más avanzada aseguró a Wafa que no le harían daño, pero pese a ello la violó sexualmente en varias oportunidades, según dijo.
'Dormía en el mismo lugar que yo y me dijo que no temiera, ya que era como su hija', contó. 'Un día me desperté y tenía las piernas ensangrentadas'. Wafa pudo escapar tres meses después de ser secuestrada, pero todavía se desconoce el paradero de sus padres, sus tres hermanos y su hermana.
Dilara, de 20 años, dijo que combatientes de ISIS la llevaron a una sala donde se ofician matrimonios en Siria, y allí vio a otras 60 mujeres yazidíes en cautiverio. Los combatientes de ISIS advirtieron al grupo que "se olvidaran de sus familiares, ya que en adelante contraerían matrimonio con ellos, tendrían a sus hijos, se convertirían al islam y rezarían". Dijo a Human Rights Watch que vivió constantemente atemorizada por la posibilidad de ser llevada por la fuerza, como muchas mujeres y niñas antes que ella:
'Desde las 9:30 de la mañana, llegaban hombres para comprar jóvenes con el propósito de violarlas. Vi con mis propios ojos cuando soldados de ISIS jalaban del cabello y golpeaban a jóvenes y propinaban fuertes golpes en la cabeza de quienes se resistían. Se comportaban como animales... Una vez que sacaban afuera a las jóvenes, las violaban y volvían a traerlas para llevarse a otras. Las edades de las jóvenes iban desde los 8 hasta los 30 años... al final sólo quedaron cerca de 20'.
Dos hermanas, Rana, de 25 años, y Sara, de 21, indicaron que cuatro hombres abusaron de su hermana de 16 años durante varios meses y que ellas no pudieron hacer nada para impedirlo. Se permitió que su hermana las visitara y ésta les dijo que el primer hombre que la había violado (que según señaló era de origen europeo) también la golpeó, le esposó las manos y le aplicó descargas eléctricas, además de negarle alimentos. Contó que luego otro combatiente la violó sexualmente durante un mes y más tarde la entregó a un argelino, que la retuvo durante otro mes.
La última vez que la vieron fue cuando se la llevó un combatiente de ISIS de origen saudita. "No sabemos nada de ella desde entonces", aseveró Sara. Las dos hermanas dijeron que también ellas fueron violadas varias veces por dos hombres, uno de los cuales dijo ser ruso y el otro de Kazajistán".