El debate sobre la economía que viene se empezó a gestar con los primeros pasos de los precandidatos presidenciables en la arena electoral. Y en un año donde se elegirá el presidente para los próximos cuatro años, los economistas comenzaron a participar cada vez más en reuniones públicas y privadas para dar a conocer qué harían con las principales variables de la macroeconomía a partir del 10 de diciembre de 2015.
El marco fue esta vez el almuerzo mensual organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), que de la mano de su presidente Eduardo Eurnekian, reunió a más de 300 empresarios de distintos sectores. Con los economistas José Luis Espert, Miguel Ángel Broda y Carlos Melconian, el debate bailó entre el shock y el gradualismo, pero los expositores sorprendieron a la audiencia cuando instalaron una fuerte palabra de cara al nuevo Gobierno: "ajuste".
Mientras que Espert y Broda coincidieron en realizar políticas de ajuste a través de un shock, Melconian abogó por una combinación entre el shock y el gradualismo, para marcar una posición "más moderada" en comparación con los otros dos disertantes por su compromiso político con el PRO. Broda aseguró que el plan del ministro de Economía, Axel Kicillof, "se llama AA, por ser "analgésico y antiinflamatorio", y adelantó que "se está subestimando la dinámica de 2015", porque será "difícil bajar la inflación".
"El ajuste es inexorable. No va a ser planeado, sino que será a los golpes", estimó el economista, en el "Debate sobre perspectivas económicas" que presenció Infobae. Y destacó: "El (Gobierno) que venga va a elegir el gradualismo, pero se debería tomar el camino del shock". Muchos empresarios en la audiencia elevaban la voz y comenzaron a hablar entre ellos ante esta postura.
Gabriel Martino, presidente y CEO del HSBC; Marcelo Figueras, presidente de Laboratorios Richmond y Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina fueron algunos de los ejecutivos que se mostraron en el almuerzo. El titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi, y el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, también escuchaban a los economistas desde la mesa principal.
Las palabras de Espert incomodaron a más de un ejecutivo en el almuerzo que se realizó en el hotel Alvear, cuando esgrimió que en la Argentina existe un "populismo industrial". "Bien o mal, el ajuste va a ocurrir. Se hace bien si es creíble y fuerte; se hace mal... no descarto una nueva crisis", resumió el economista de la consultora Espert & Asociados. Bajo el ala del precandidato Mauricio Macri, Melconian dio un discurso más ligado a la política y buscó sortear la palabra "ajuste" en sus intervenciones.
"Recuperar el crecimiento económico es vital porque venimos de cuatro años de estancamiento", aseguró Melconián. En este sentido, sí hizo hincapié en la necesidad de bajar el gasto público -en torno al 50% del PBI- y enfrentar una presión fiscal récord.
El cepo al dólar se coló nuevamente en el debate. El referente del PRO fue tajante: "Tenemos la instrucción política de eliminar el cepo cambiario. Macri no tiene un doble discurso en este tema". El economista de Macri aseguró que los problemas de la economía se resolverán con un "shock gradual", y aseguró que es necesario volver a organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial.
"Esto es pasto para el kirchnerismo", lanzó enojado otro empresario, en referencia al ajuste de la economía. Se esperaba que Guilermo Nielsen o Miguel Peirano participaran también de la mesa de economistas, pero finalmente no asistieron al encuentro. Al final del almuerzo, el empresario José Ignacio de Mendiguren moderó su opinión ante los periodistas y aseguró que no coincidía con el panel de economistas.
Por su parte, Espert dijo que no se puede eliminar el cepo sin un "programa económico fuerte". Para el economista, ese escenario requerirá "echar a La Cámpora, una gran devaluación del peso y cambiar la orientación de la política externa de la Argentina. Y hay que hacer un acuerdo con el Fondo para tener reservas". "Es de perdedor decir que para sacar el cepo hay que tomarse un año hasta que se arregle todo", concluyó el economista, mostrándose más cerca de la vereda del shock que del gradualismo.