Cristina Kirchner volvió hoy a apuntar contra el empresariado durante un acto que encabezó en el partido bonaerense de Campana durante el lanzamiento de una nueva camioneta de la empresa Honda. La mandataria afirmó que tanto el incremento de la producción como la del consumo "tienen que ir de la mano", en un claro pedido a los empresarios de no bajar los salarios.
"Escucho hablar mucho en estos días de inversión y demanda, y que hay que reducir la demanda, que es reducir los salarios para aumentar la inversión. No, señores. Para aumentar la inversión hay que disminuir un cachito la rentabilidad, o traer alguna de la que se llevaron afuera y ponerla los empresarios acá", planteó.
Escoltada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el gobernador bonaerense y aspirante a sucederla en el cargo, Daniel Scioli, señaló que "la única manera de achicar la demanda es bajando los salarios". Por ello, pidió: "Que nadie nos quiera vender pescado podrido, porque ya comimos muchas décadas pescado podrido y no estamos dispuestos a indigestarnos de nuevo".
"Nada de achicar la demanda, no, no, no; achicarla es muy simple, es achicar los salarios, no hay ninguna otra manera, por más que te lo quieran explicar los economistas", insistió.
Además de Scioli y Kicillof, la Presidente estuvo acompañada por la titular de Industria, Débora Giorgi, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y del embajador del Japón, Masashi Mizukami.
Asimismo, Cristina Kirchner criticó las teorías económicas neoliberales al advertir que el Estado es "el único que derrama"; en cambio, los sectores "privados no" y les pidió a los empresarios que se queden "con una buena parte" de las ganancias, pero que "dejen una parte para que siga reproduciéndose el círculo virtuoso".
"El Estado sí derrama, los privados no derraman. El Estado la sigue poniendo. El Estado derrama, inclusive, para los que invierten, para los empresarios, para los usuarios, para los trabajadores", sentenció.
El acto sirvió para inaugurar la producción del nuevo modelo de la automotriz Honda, el HR-V, que demandó una inversión de 21 millones de dólares, del que se producirán unas 15.000 unidades anuales.