El escándalo de Petrobras golpea más a Rousseff y la dañada economía brasileña

La petrolera estatal atraviesa su momento más angustioso con una deuda de 130.000 millones de dólares. Crece el temor por una eventual quiebra, que de producirse sería la mayor bancarrota industrial de la historia

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 AFP 163
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La política brasileña quedó sacudida por las revelaciones sobre la existencia de una red de corrupción empresarial y política en Petrobras, pero las consecuencias exceden el ámbito político. El grave panorama financiero de la compañía, la mayor de Brasil, y su importancia para la actividad del gigante sudamericano ponen en jaque a la economía del país y con ello al ahora muy criticado gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

La firma con sede en Río de Río de Janeiro atraviesa la coyuntura más angustiosa de sus 62 años de historia: una escalofriante deuda de 130.000 millones de dólares y la abrupta caída del precio del crudo han diezmado el valor de la empresa en la Bolsa de Valores de San Pablo (Bovespa), que ha caído un 35% desde que hace un año la Policía Federal brasileña activó la operación Lava Jato por corrupción a gran escala.

El primer gran problema de la compañía es su incapacidad para presentar un balance creíble y auditado de las cuentas, ante la negativa de sus auditores de PwC a firmar el informe desde junio de 2014. Algo por lo cual no se sabe cuánto dinero se ha desviado durante los últimos años para pagar comisiones y sobornos.

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La ex presidenta de Petrobras, Graça Foster, llegó a cifrar las pérdidas derivadas de la corrupción en 31.000 millones de dólares, algo negado por su sucesor Aldemir Bendine, ex titular del Banco do Brasil.

El plazo para presentar las cuentas cierra el próximo 30 de abril, y si no hay cuentas auditadas para entonces, ello implicaría una violación de los acuerdos con sus acreedores y podría propiciar un default técnico.

Si se produjera esta suspensión de pagos se supone que por el hecho de ser una empresa estatal recibirá un auxilio estatal, pero un rescate público de una compañía tan grande dispararía el déficit, pondría en riesgo la calificación crediticia del país y amenazaría la sostenibilidad de una economía que ya padece números rojos.

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Por este motivo la mayor firma brasileña ya empezó a tomar medidas: anunció la venta de activos por entre 13.000 y 15.000 millones de dólares entre 2015 y 2016, y además reducirá los planes de inversión en otros u$s16.000 millones, según publica el periódico El País, de España.

Goldman Sachs, otro de los grandes bancos de inversión a nivel global, calcula que los bancos brasileños tienen una exposición al sector petrolero de unos u$s40.200 millones, la mayoría a Petrobras. La compañía representa el 10% de la inversión del país, y la decisión de postergar pagos a proveedores ya provocó la bancarrota de alguna de sus contratistas.

Los analistas de Bridgewater, el mayor fondo de alto riesgo del mundo, alertan que "si Petrobras cae sería la mayor bancarrota industrial de la historia. Las pérdidas que sufrirán los grandes bancos públicos provocará tal conmoción financiera que el Gobierno tendrá que acudir al rescate del sistema financiero, con pérdidas no menores a los

60.000 ó 70.000 millones de dólares".

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